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viernes, 24 de octubre de 2008

San Martin (Tuc) 1 Arsenal 0

En la Ciudadela, en el arranque de la undécima fecha, el equipo tucumano se impuso por 1-0 con un gol de Daniel Vega. Los de Sarandí siguen sin poder sumar de visitante.

Después de dos derrotas consecutivas y tres partidos sin ganar, San Martín de Tucumán volvió a la victoria al superar a Arsenal por 1-0, en la Ciudadela, en el encuentro que abrió la undécima fecha del torneo Apertura.
San Martín fue más en el primer tiempo, simplemente porque fue el único que lo fue a buscar. Arsenal salió a esperar, puso mucha gente de mitad del campo hacia atrás, con el primer objetivo de defender su propio arco y luego ver qué se podía hacer en el de enfrente.
Al Santo no le sobró mucho para irse en ventaja al descanso. Tuvo algunas buenas apariciones de Patricio Pérez, a un Ibañez por momentos imparables para los defensores y a Vega siempre peligroso en el área. El gol lo encontró una jugada polémica: a los 26m llegó un pelotazo desde la mitad de la cancha, el ex Platense se encontró solo en el área y definió muy bien de zurda, en una posición que pareció adelantada.
Después de la apertura se acentuó el dominio de los tucumanos, que tuvieron dos buenas oportunidades para ampliar la ventaja: en la primera nadie pudo empujar el centro de Ibañez y en la otra Villavicencio definió como un defensor en el punto del penal. ¿Arsenal? Apenas un zurdazo de Yacuzzi muy arriba del travesaño.
Arsenal se adelantó un poco más en el terreno, Garnero mandó al terreno a Sava y el Colorado fue la principal excusa para que el equipo del Viaducto empiece a hacer lo más sabe: tirar centro en busca de un cabezazo salvador. Profundidad y juego asociado le siguió faltando.
San Martín se dedicó a especular con una contra y continuó dependiente de Pérez para armar buenos circuitos ofensivos. Hasta que salió por lesión Ibañez ganó siempre con su velocidad, pero también siempre la terminó mal, y Vega empezó a quedar cada vez más solo frente a los centrales de Arsenal.
Las jugadas de peligro escaseaban en ambas áreas, San Martín se conformaba con probar de larga distancia, los de Sarandí chocaban y chocaban hasta morir en el centro de cualquier lado y, en definitiva, el resultado no se movió en la Ciudadela.

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