Molinos, de la familia Perez Companc, es la principal empresa de alimentos de la Argentina, con una canasta que abarca desde los congelados Granja del Sol, la harina Blancaflor y las pastas Lucchetti hasta el aceite Cocinero, entre un montón de otras marcas, además de los vinos que elabora desde la bodega Nieto Senetiner. De allí, que sus ventas sean un termómetro de lo que ocurre en el consumo.
Ayer, uno de sus ejecutivos deslizó en una reunión con periodistas que no perciben crecimiento. Y en ese sentido coincidió con lo que refleja el último estudio de la Unión Industrial que muestra que el sector de alimentos y bebidas crece a un pálido ritmo del 2%. Sin embargo, Molinos lo circunscribe a este primer semestre del año. Confía que las cosas mejoren desde julio.
También percibe un fuerte cambio en los hábitos de compras, con consumidores que se inclinan por productos que se cocinan más fácilmente. Tal vez por eso decidió apostar fuerte al negocio de pastas. Invertirá US$ 15 millones en una nueva planta en Pilar con el doble objetivo de abastecer al mercado interno y a la exportación. Un dato: el grueso de la inversión son los equipos que importan desde Suiza y que, para su suerte, la Aduana esta vez no demoró .
Texto y foto http://www.clarin.com/
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