Boca llegaba a México con pronóstico reservado y en menos de media hora liquidó la serie contra el Atlas, para ser el primero de los clasificados a las semifinales de la Libertadores.
Fue otra jornada sensacional del xeneize en la Copa. En el primer tiempo monopolizó la pelota, bailó a su rival y de la mano del inoxidable Martín Palermo festejó tres veces. Se dieron las dos condiciones para semejante disparidad: la alta producción del visitante y el paupérrimo nivel de la defensa local.
El primer grito llegó a los 19 minutos, el nueve recibió un pase vertical cerca del punto penal y definió con suavidad. Le pelota pegó en el botín derecho del arquero y se metió en cámara lenta, pidiendo permiso.
Sin embargo, la ventaja no hizo que Boca bajara su nivel, ni que cambiara su actitud atacante. Así, en cuatro minutos sentenció la serie: a los 33 Palermo tocó a la red luego de un pase de Palacio y a los 37 pinchó la bola con categoría para celebrar la sentencia de la eliminatoria.
Por si a los mexicanos les quedaba una mínima esperanza, a los cuatro minutos del complemento recibieron el golpe de gracia, una yapa a esa altura. Palacio se escapó tras un buen pase de Riquelme, Bava lo derribó cuando se encaminaba al gol y vio la roja directa por último recurso. Así, diez contra once y cuatro goles abajo en el global, Atlas tiró la toalla.
Ante ese panorama Boca cuidó la pelota, cuidó piernas y tuvo algunas chances para volver a festejar. En la más clara, Colotto le rechazó en la línea un remate a Ledesma. Finalmente fue 3-0, otra gesta copera y la chapa de candidato más lustrada que nunca.
Texto y foto www.tycsports.com
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