Los tiempos de implementación de un sistema de tarjetas de micropagos en el transporte público "no bajan de dos años", aseguró Daniel Cobo, representante en la Argentina de la empresa Gemalto, desarrolladora de este tipo de cartones.
El lapso de puesta en funcionamiento del sistema tiene en cuenta el diseño del proyecto, su licitación y puesta en marcha, con inversiones que atañen a varios actores.
En el caso de Metrovías, que experimentó desde 2001 la evolución de los modelos de micropagos en el servicio subterráneo de Buenos Aires, la inversión del proyecto de ingeniería fue de 10 millones de dólares.
Para el gerente de Asuntos Públicos del concesionario (Grupo Roggio), Luis Ordoñez, "los beneficios son enormes", ya que "se pasa del goteo del usuario de moneda a un torrente de usuarios de tarjetas, lo que permite huir de la dictadura de las monedas".
"No hay más plata en el transporte y esto reduce el nivel de criminalidad, lo que a su vez, para las empresas, genera ahorros en seguros", agregó el ejecutivo a Télam.
El grupo implementó los sistemas de micropagos con tarjetas tanto en la red de subtes como en el trasporte público de la ciudad de Neuquén.
El sistema de micropagos compromete en su puesta en marcha al fabricante del equipo que va a bordo de la unidad de traslado; a los responsables del software que administra los créditos de las tarjetas (back end); y al servicio de clearing entre las empresas.
Las transferencias a través de las tarjetas se respaldan en una tecnología diseñada para verificar los créditos. Los nuevos sistemas permiten al usuario cargar crédito desde una cuenta bancaria, una tarjeta de crédito o con efectivo, tanto en la boletería del transporte público como desde el teléfono móvil o internet.
En el autotransporte de pasajeros, la pionera en implementar pagos con cartones fue la ciudad de Córdoba, que recién este año empezó a migrar desde la banda magnética hacia la tarjeta chip.
Mendoza, Rosario, Neuquén y Buenos Aires son otros ejemplos de implementación de tarjetas de micropagos, que fueron modificando su modelo de acuerdo a los avances tecnológicos.
Las primeras experiencias se limitaban a la adquisición de un cartón por un monto equivalente a una cantidad estándar de viajes (5, 10, 20 o más).
Luego, la mayoría de los nuevos emprendimientos optaron por migrar a las tarjetas con chip, que en una primera etapa sólo se entregaban asociadas a una cuenta bancaria o tarjeta de crédito.
En el subte, la tarjeta magnética (Subtepass) fue sustituida por la primera versión con chip (Subtecard), que tenía como limitación la necesidad de estar asociada a una cuenta bancaria o tarjeta de crédito.
La evolución de la Subtecard fue la tarjeta Monedero, que incluyó la posibilidad de cargar crédito con efectivo en todas las boleterías de las distintas líneas.
Texto y foto www.infobae.com
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