El Xeneize festejó después de dos fechas con un 3-0 en Parque Patricios con goles de Cristian Chávez (PT 18m), Nicolás Colazo (ST 24s) y el Titán (ST 37m), que al fin se sacó la mufa y anotó su primer gol en el Clausura. El Globo sigue hundido en zona de Promoción.
Boca logró este domingo un triunfo indiscutible, que le valió para volver a sonreír después de dos fechas y asistir al ansiado reencuentro con el gol de Martín Palermo. Fue por 3-0 en Parque Patricios y lo padeció Huracán, que se mantiene sin atenuantes en zona de Promoción.
Sin brillar pero con practicidad, el conjunto de Julio Falcioni se adueñó del desarrollo. Con un sólido Leandro Somoza en el mediocampo, Pablo Mouche bajando y subiendo con peligro y Palermo que fabricó sus chances pero no las aprovechó, el Xeneize fue protagonista en el período inicial y amenazó primero con un cabezazo desviado del Titán.
Hasta que, a los 18 miutos, Mouche apareció por izquierda, le salió un centro y Cristian Chávez lo empujó a la red debajo del arco. El tanto calmó los ánimos, entre una visita a la que no le sobraban las ideas y un Globo que no lograba conectar arriba para ilusionarse con la igualdad. Cerca del descanso, Gastón Monzón le tapó un mano a mano a Palermo.
El complemento no pudo empezar mejor para los de La Ribera. Apenas movieron la pelota, Nicolás Colazo recibió un pase de Mouche por la izquierda y metió un sablazo alto y potente para estirar diferencias.
El gol abrió los espacios, le dio más confianza al local, en el que creció Chávez, y no sirvió para resignar las urgencias de los de Roberto Pompei, que sin demasiadas ideas pero con empuje pusieron en aprietos a Cristian Lucchetti con una oportunidad de Rolando Zárate, un tiro desviado del ingresado Julián Bottaro, un cabezazo alto de Luciano Ospina y otro intento de Javier Cámpora que desvió el arquero.
En ese vibrante pasaje de ida y vuelta el Xeneize también hizo lo suyo. Palermo cabeceó al travesaño y en la misma jugada Chávez definió afuera, el Loco disparó desviado sin arquero, Monzón le ahogó otro grito a Chávez y Palermo lo tuvo mano a mano, amagó, pateó y se la sacó Ospina en la línea. A esa altura, con el triunfo asegurado con el correr de los minutos, la obsesión xeneize pasaba porque Palermo se amigara con el gol.
Así, cuando a los 37 Mouche encaró por derecha y le sirvió el tanto en bandeja al ídolo boquense para que se desquitara de una vez, llegó el alivio. Habían pasado diez fechas -todo el Clausura-, 953 minutos, muchos cuestionamientos y chances perdidas, pero por fin él podía festejar un grito propio que lo convertía en el protagonista de la noche.
Texto y foto http://www.tycsports.com/
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