Cotización Dolár

sábado, 10 de octubre de 2009

Eliminatorias Súdamericanas Súdafrica 2010 - Argentina 2 Perú 1

La Selección, que volvió a jugar mal, ganaba en el Monumental con gol de Higuaín (ST 2m), pero el conjunto inca igualó por intermedio de Rengifo (ST 44m). Sobre el final (ST 47m) y bajo una lluvia torrencial, el delantero de Boca consiguió el segundo. El equipo de Maradona quedó cuarto pero depende de su resultado del miércoles ante Uruguay.

Por si algo le faltaba a Martín Palermo en su vida de película, este sábado se vistió de héroe en la Selección en un final lleno de emoción. Atrás había quedado la ventaja mínima, el merecido empate de Perú y las enormes dudas que sigue sembrando el equipo de Diego Maradona. Había que ganar, y lo logró Palermo. Y su epopéyica imagen empujando la pelota para el 2-1 con tiempo cumplido y revoleando la albiceleste -junto a la no tan poética del técnico festejando con un panzazo al barro- taparán por un rato los problemas de una Argentina que, por lo menos, queda en zona de clasificación de cara a la final del miércoles contra Uruguay.
En la primera mitad hubo un trámite en el que el conjunto nacional dominó de punta a punta pero no logró la claridad ni el buen juego necesarios para convencer. De todas formas, si hubiese conseguido pasar al frente a pocos les hubiera importado el tan pobre nivel de varios protagonistas albicelestes.
Con el grueso de las marcas peruanas, comandadas por la experiencia de Nolberto Solano, ahogando la sociedad Pablo Aimar-Lionel Messi e intentando mantenerse lejos de Leao Butrón, el negocio estaba por las bandas. La mejor explotada fue la izquierda, de la mano de un Angel Di María movedizo y protagonista, mientras que por la derecha arrancó bien Enzo Pérez, aunque luego entró en un letargo para que se luciera algo más Jonás Gutiérrez.
El conjunto nacional salió dispuesto a llevarse por delante al rival, y en el primer minuto, tras una buena combinación, Pérez encaró por el medio y tapó Butrón. Después, Di María habilitó a Gonzalo Higuaín desde la izquierda para que se perdiera increíblemente el primero y el Pipita le pegó mordido cuando estaba cara a cara con el arquero, quien le tapó el remate en dos tiempos. Con el correr de los minutos y con el úblico impaciente pidiendo por el ingreso de Palermo, Messi comenzó a romper con la férrea marca que le habían asignado. Lo tuvo con un tiro libre apenas desviado y con un remate afuera desde el vértice del área. Aimar también amenazó con un centro rasante desde la izquierda que nadie alcanzó a empujar.
El complemento arrancó con la aparición de Palermo entre los once. Y no hubo lugar para preámbulos ya que, a los dos minutos Aimar habilitó a Higuaín por derecha y el Pipita definió con clase por lo bajo y a la derecha de Butrón. El gol tuvo dos efectos: por un lado, Perú se animó a adelantarse de la mano de Juan Vargas y obligó a que tomara protagonismo Javier Mascherano para controlar la situación delante de la última línea.
Sin embargo, los de Guillermo Del Solar comenzaron a complicar a un Sergio Romero que se mostró dubitativo a la hora de salir pero sólido bajo los tres palos. Se lo tapó a Johan Fano y en el rebote Emiliano Insúa (¿con la mano?) le ahogó el grito a Solano. Después, y cuando arrancaba una lluvia que se iría poniendo cada vez más torrencial, le desvió un tiro libre lejano a Vargas. También Rolando Shiavi casi la mete en contra tras un remate mordido del ingresado Roberto Palacios.
Para entonces, era claro que la apuesta de Argentina era aguantar. Inentendible para un equipo que juega de local contra uno de los peores -y eliminados- conjuntos de las Eliminatorias, el local fue cediendo terreno y pelota. Sólo apostaba a un Messi que volvió a aportar algunas pinceladas y a tratar de lograr que los toques peruanos en el medio no llegaran a zona de peligro. Ante el flojo espectáculo, el público se debatía entre el pedido de actitud y el aliento incondicional para con los futbolistas.
Hasta que, a los 44, el mundo pareció derrumbarse: fallas de Mascherano y Martín Demichelis allanaron el camino del empate. Palacios mandó un centro para la cabeza de Hernán Rengifo y éste igualó definiendo en las narices de Romero, quien en la acción previa había logrado salvar su arco. Pero bajo una cortina de agua, hubo lugar para el milagro a los 47, cuando otro proveniente del banco, Federico Insúa, mandó el buscapié desde la derecha para que Palermo, en posición dudosa, empujara el balón a la red y rubricara la hazaña.
La euforia invadió entonces el Monumental y sólo hubo lugar para los festejos. Argentina quedaba cuarta pero, se sabe, deberá mejorar mucho para vencer el miércoles el quinto, Uruguay, y clasificarse a Sudáfrica sin depender de nadie. O al menos sin tanto sufrimiento.
Texto y foto www.tycsports.com

No hay comentarios.: