Colón festejó por 2-1 en Rosario con un doblete de Gigliotti, mientras que Orzán descontó para Newell's. Tras un primer tiempo aburrido, todos los goles aparecieron en seis minutos. Y la Lepra dejó pasar la chance de ser líder.
Colón se impuso este domingo por 2-1 sobre Newell's en Rosario, potenciando así su mejoría en su campaña en el Torneo Final y echando por tierra las aspiraciones de su víctima, que pretendía sumar de a tres para desbancar a Lanús de la punta, aunque fuera por un rato.
El primer capítulo en el Coloso tuvo mucho de amagues del local, pero demasiado poco en las zonas de peligro. Ambos equipos se prestaron en el medio la pelota, que fue controlada mayoritariamente por la Lepra, pero el espectáculo resultó muy pobre. Sólo un remate de Horacio Orzán que controló Diego Pozo rompió el letargo.
Por eso sorprendió tanto el inicio del complemento, donde en seis minutos se dieron todas las emociones del pleito, que no fueron precisamente pocas. La seguidilla arrancó a los seis minutos, cuando tras un tiro libre cruzado desde la derecha recibió Emanuel Gigliotti, quien sacó un remate que rozó en un defensor, picó y se metió alto por el segundo palo.
Enseguida, el endiablado Gigliotti apareció para ampliar solo, pero enganchó y le trabaron el disparo, Hernán Bernardello casi le anota a su ex equipo con un córner olímpico que le ahogó Sebastián Peratta y, a los 10, Gabriel Graciani peinó en el área un lateral desde la derecha y permitió que Gigliotti cabecee cómodo y fuerte por la izquierda para marcar el segundo.
Sin embargo, la acción intensa no se quedaría ahí, porque a los 12 tras un veloz avance Orzán quedó mano a mano con Pozo por la derecha y definió bajo y al descuento. Enseguida, Gigliotti tuvo otro cara a cara pero resolvió sin puntería.
Tras el vendaval llegó la calma. Volvió a repetirse el panorama del primer tiempo, con un urgido elenco de Gerardo Martino que buscaba sin ideas la igualdad, mientras que los de Pablo Morant, quien fue expulsado por el juez Juan Pablo Pompei, apostaban por mantener todo como estaba. Apenas en el descuento, Martín Tonso quiso sorprender a Pozo, pero le ganó el uno.
A Colón le bastó ese rato de inspiración para llevarse un triunfo resonante que dejó a Newell's masticando bronca por la chance que dejó escapar.
Texto y foto www.tycsports.com
El primer capítulo en el Coloso tuvo mucho de amagues del local, pero demasiado poco en las zonas de peligro. Ambos equipos se prestaron en el medio la pelota, que fue controlada mayoritariamente por la Lepra, pero el espectáculo resultó muy pobre. Sólo un remate de Horacio Orzán que controló Diego Pozo rompió el letargo.
Por eso sorprendió tanto el inicio del complemento, donde en seis minutos se dieron todas las emociones del pleito, que no fueron precisamente pocas. La seguidilla arrancó a los seis minutos, cuando tras un tiro libre cruzado desde la derecha recibió Emanuel Gigliotti, quien sacó un remate que rozó en un defensor, picó y se metió alto por el segundo palo.
Enseguida, el endiablado Gigliotti apareció para ampliar solo, pero enganchó y le trabaron el disparo, Hernán Bernardello casi le anota a su ex equipo con un córner olímpico que le ahogó Sebastián Peratta y, a los 10, Gabriel Graciani peinó en el área un lateral desde la derecha y permitió que Gigliotti cabecee cómodo y fuerte por la izquierda para marcar el segundo.
Sin embargo, la acción intensa no se quedaría ahí, porque a los 12 tras un veloz avance Orzán quedó mano a mano con Pozo por la derecha y definió bajo y al descuento. Enseguida, Gigliotti tuvo otro cara a cara pero resolvió sin puntería.
Tras el vendaval llegó la calma. Volvió a repetirse el panorama del primer tiempo, con un urgido elenco de Gerardo Martino que buscaba sin ideas la igualdad, mientras que los de Pablo Morant, quien fue expulsado por el juez Juan Pablo Pompei, apostaban por mantener todo como estaba. Apenas en el descuento, Martín Tonso quiso sorprender a Pozo, pero le ganó el uno.
A Colón le bastó ese rato de inspiración para llevarse un triunfo resonante que dejó a Newell's masticando bronca por la chance que dejó escapar.
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