El fútbol es así. En pocos días todo se puede dar vuelta. Del maíz en el Monumental sólo queda el recuerdo. Para recibir a Olimpo se agotaron las populares, y hasta hubo banderas de agradecimiento para Carrizo que se irá a jugar a la Lazio de Italia. Cuando en cancha de Racing el arquero fue insultado por sus propios hinchas. En este nuevo contexto, River salía al césped de Núñez con la posibilidad de obtener un nuevo título, el número 33 en el ámbito local. Pero enfrente estaba el equipo de Bahía Blanca, que sacó 15 de los últimos 18 puntos con Daniel Florit, su nuevo entrenador, y se jugaba una apuesta fuerte para mantener la categoría.
Mucha presión de River en el arranque, como era esperado de un equipo grande que pretende ser campeón. Ahumada y Abelairas intentaban adueñarse del medio, mientras que Ortega y Buonanotte trataban de manejar la pelota con claridad para habilitar a Abreu o a Falcao. Pero Olimpo no se metió atrás en el inicio. Pinto como cinco, se paró bien adelante para discutirle el balón a River en campo rival. Olivi por izquierda y Martínez en la derecha, también obligaban. Un mal rechazo de Cabral a los 3, le permitió a Leandro González rematar desviado.
El ritmo vertiginoso que proponía Olimpo, audaz por cierto, terminó beneficiando a River. Las pelotas divididas quedaban para los jugadores locales y por individualidades, River comenzaba a sacar ventajas. No era claro, no llegaba al arco de Ramírez con real peligro, pero merodeaba cerca del área bahiense. A los 15, una falta de Barrado sobre Abelairas generó una pelota parada a la que el local le sacaría máximo provecho. La jugaron corta, Ortega la frenó, Abelairas tocó por bajo hacia la puerta del área. Los defensores se llevaron las marcas, simulando un centro. Y Buonanotte se desprendió bien, quedó libre y definió de primera, de zurda, a colocar para el 1-0 del Millonario.
Después del gol River se paró de contra, no por elección, sino porque Olimpo no se achicaba. Enseguida el equipo de Florit fue en busca del empate. Lo tuvo Lujambio a los 18, tras un tiro libre. El visitante jugaba de igual a igual e inclinaba la cancha en su favor gracias al sacrificio de Perugini y Pinto en la mitad de la cancha.
Pudo haber aumentado River cuando parecía que Olimpo era el que mejor se acomodaba en el campo. A los 28, Buonanotte enganchó de izquierda a derecha y con su pierna menos hábil sacó el remate cruzado. Pero apareció la gran figura de Ramírez que se estiró bárbaro para despejar el tiro. En la jugada siguiente Ortega desbordó por derecha y su centro atrás lo encontró a Falcao. El colombiano tocó de derecha, pero otra vez el arquero de Olimpo ahogó el grito del Monumental. Enseguida respondió Olimpo. A los 31, González capturó un rebote cerca del área y habilitó a Barrado por derecha. El volante se filtró en el área y quedó cara a cara con Carrizo, que salió rápido y se quedó con el empate de los bahienses en sus manos.Y en el final otra vez lo tuvo el local. Primero Ramírez le envió al tiro de esquina una buena definición a Ortega. Y de ese centro, Falcao cabeceó, el arquero la manoteó, la pelota dio en el travesaño y le quedó el gol servido a Abreu. El uruguayo, sorprendido, pateó mal de zurda, por encima del horizontal . Después, Collado, discutido por los jugadores visitantes, pitó el final del primer tiempo.
Quiso salir a cerrar la historia River en el inicio del complemento. Las ganas y la intención estaban, pero las órdenes desde el cerebro a los pies de los jugadores no llegaban con precisión. Por eso Olimpo, de a poco, se fue acomodando otra vez mejor en el campo de juego. Y hasta fue por más Florit, puso en cancha a Ulloa y sacó a Leandro González para ganar juego aéreo en ataque. En cambio Simeone decidió sacar a Abreu y poner a Augusto Fernández para tener más la pelota, algo que le faltaba al local.
La obligación de River estaba instalada. Y empujaba a Olimpo. Pero nada más. Ortega no gravitaba y Buonanotte no podía. Entonces el visitante, en un contra lastimó. Martínez recuperó y metió el cambio de frente a los 21. Olivi bajó la pelota sobre la izquierda y encaró. Llegó el centro al área, Cabral y Tuzzio perdieron las marcas. Lujambio controló la pelota, pero le quedó incómoda para definir. Igual el uruguayo se dio maña y metió la zurda para poner el 1-1.
El Monumental en silencio. El empate fue un balde de agua fría y todos los fantasmas resucitaron. El de la eliminación humillante en la Copa ante San Lorenzo, la derrota en el Superclásico, el maíz en la previa ante Gimnasia de La Plata, los insultos a Ahumada y a Carrizo, la interna con Ortega... Pero había algo que hacía que la calma todavía reinase por Núñez: Estudiantes igualaba con Colón y un gol le daba el título a River.
Tras el empate, Olimpo cometió el error de tratar de defender el punto hasta el final. Pero todavía quedaba mucho. Y River con poco, insinuaba cerca del área de Ramírez. Otra vez, por individualidades, el equipo de Simeone pudo gritar. Ortega habilitó a Buonanotte a los 33. El Enano (en posición dudosa) definió de derecha, cruzado para el 2-1. Otra vez Buonanotte, el de los goles importantes en un River que tambaleó hasta el último instante en el Clausura.
Finalmente, Collado cerró el partido con el pitazo y la radio se hizo protagonista en Núñez. Cinco minutos más tarde de consumado el 2-1 ante Olimpo, llegó la noticia desde La Plata: Estudiantes terminó sin goles con Colón y River pudo gritar campeón. Un título que se le negaba desde el 2004 y que llegó en el momento justo para aplacar un mar de frustraciones.
Foto www.ole.clarin.com
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