Manifestantes tomaron la sede comunal y fueron reprimidos por la policía jujeña
Un violento desalojo se produjo ayer en la Municipalidad de la ciudad de La Quiaca por parte de la policía jujeña, cuando manifestantes de la multisectorial, que reclaman asistencia social, tomaron la sede comunal. El saldo de la refriega fue una treintena de heridos de ambos bandos. Entre los heridos está el sacerdote Jesús Olmedo, quien sufrió dos impactos de bala de goma en una pierna. Una menor, Inés Quispe de 15 años, recibió los perdigones de goma en su ojo izquierdo, por lo que fue la herida de mayor consideración. El obispo de Humahuaca, Pedro Olmedo, hermano del cura, padeció las consecuencias de los gases lacrimógenos.
En la mañana, un grupo policial, al mando del comisario general Nicolás Paredes, llegó con una orden judicial para desalojar la sede comunal. Como los manifestantes, entre ellos muchas mujeres con sus hijos, no aceptaron la indicación oficial, efectivos policiales arremetieron contra los manifestantes con balas de goma y gases lacrimógenos.
La orden fue dada por el juez penal de turno, Jorge Alvarez Prado, quien había ordenado a la policía jujeña que "se tomaran los recaudos necesarios para recuperar la planta baja del municipio quiaqueño", tomado pacíficamente por más de quinientas personas, entre mujeres, niños y ancianos, que ocuparon durante toda la noche del jueves el interior de la esquina de Rivadavia y Pellegrini. Una camioneta de la prelatura de Humahuaca fue atravesada frente a la puerta de la municipalidad, mientras el resto de los manifestantes permanecieron en la calle acompañados por el obispo Pedro Olmedo, el sacerdote Jesús Olmedo y varios curas de la parroquia local.
El avance de una primera línea de infantería policial comenzó a generarse luego de que el comisario mayor Paredes intentara detener al padre Jesús Olmedo ante la presencia del obispo y del resto de los manifestantes, situación que derivó con el jefe policial en el piso y con la muchedumbre que intentaba rescatar al religioso.
Un grupo de infantería arrojó gas lacrimógeno y balas de goma hacia los manifestantes que se encontraban en la puerta del municipio, lo que generó corridas. Incluso tuvo que protegerse el obispo Olmedo. Las fuerzas de seguridad irrumpieron dentro del municipio y desalojaron por la fuerza a los manifestantes.
El gobernador jujeño, Walter Barrionuevo (Frente para la Victoria), informó que las peticiones de los manifestantes fueron transmitidas a las autoridades nacionales, ya que la solución del conflicto pasa por decisiones que puedan tomar el Gobierno, que tiene responsables en la provincia y en algún caso responsables regionales, aseguró el gobernador.
Sobre la represión policial, Barrionuevo minimizó los hechos y dijo que "la situación en la ciudad fronteriza está controlada".
Añadió: "Hay un juez [Jorge Alvarez Prado] que está actuando y que ha impartido una orden dentro del marco legal para que se desalojara la municipalidad".
Texto www.lanacion.com.ar
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