Hoy iba a ser la tarde de Racing. El destino, siempre esquivo para La Academia, esta vez hizo un guiño en el Cilindro y le dio, no sin sufrimiento, la chance de descargarse a un equipo y su gente que lograron mantenerse en Primera a costas de un Belgrano que perdonó y perdió.
Es que la gente de Racing terminó festejando como un campeonato lo que fue una humillación (primer equipo grande que juega la Promoción). Por eso las lágrimas de la gente que copó la cancha como si se tratara de una final de Libertadores. Por eso la emoción de un Llop y sus jugadores que evitaron quedar en la historia negra del club. Por todo eso y porque hoy sufrió mucho, la celebración se convirtió en una catarsis de angustias y alegrías.
La ida había mostrado diferencias de categoría a favor de Racing y por eso, sumado a la ventaja deportiva, todos los racinguistas esperaban un trámite más tranquilo. Sin embargo, esta vez Gómez se despojó de muchas de sus mañas defensivas e intentó (tampoco le quedaba otra) ganar desde el comienzo.
De hecho, Belgrano arrancó mejor y logró enmudecer a la cancha. Sobre todo cuando Gigli se escapó por la derecha y remató a la carrera una pelota que rozó el palo. Como respuesta para demostrar que hoy no iba a ser el día del descenso de Racing, inmediatamente después llegó el gol local. Fue en una buena pared entre Sava y Moralez que definió con categoría el pequeño mediocampista. Terrible grito y avalancha se originó en la popular local, testigo de la jugada. Luego creció Racing, pero igual Belgrano tuvo sus oportunidades. Primero en un córner donde el seguro Martínez Gullota salvó las papas y luego en un Cabezazo de Gigli que devolvió el travesaño y que Berza, en el rebote, no pudo concretar.
Una vez en el complemento, Sava podría haber sentenciado la serie en el arranque, pero Olave lo evitó. El reloj pasaba a ser el jugador más mirado de la cancha y en eso se distrajo Racing, permitiendo que el visitante pase a dominar. Otra vez Gigli se lo perdió, tras una buena del contenido Suárez y cuando se acercaban los minutos de la verdad, ocurrió la jugada que quedará en la historia de esta Promoción.
Claudio Bustos quedó cara a cara con Martínez Gullota, el mal cálculo del arquero lo dejó solo y libre frente al arco desde posición inmejorable. Primero le pegó mal a la pelota y luego, cuando quiso corregir, trastabilló y tropezó a centímetros de la línea de gol. Un verdadero papelón que lo acosará por el resto de su carrera.
Allí, ya se supo que Racing se quedaba en Primera. De hecho para Belgrano fue un golpe tan duro como un gol en contra y apenas atinó a tirar pelotazos en busca de un milagro que no llegó nunca.
Pezzotta pitó el final y brotaron las lágrimas desde todos los sectores. Racing sigue siendo de Primera y la Promoción es sólo un recuerdo agridulce.
Texto y foto www.tycsports.com
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