La masiva huelga que llevan adelante los camioneros españoles se agravó en las últimas horas. El gobierno de José Luis Zapatero decidió poner mano dura y despejar por la fuerza las rutas colapsadas por los transportistas de carga. El operativo especial dejó un saldo de 51 manifestantes detenidos, según el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba.
"En el momento actual no existe en España ninguna carretera cortada, aunque sí algunas incidencias", dijo Rubalcaba en conferencia de prensa. Al mismo tiempo aseguró que las fuerzas de seguridad "actuarán con contundencia y firmeza" para hacer cumplir la ley y garantizar la libre circulación de los ciudadanos y distribución de productos básicos.
A esto se suma otro hecho grave. Esta madrugada hubo un incendio intencional de tres camiones en Alicante. En uno de ellos dormía un chofer que resultó con heridas graves: quemaduras en el 60% de su cuerpo. Ayer, un huelguista español murió tras ser atropellado en un piquete y otro en Portugal, país donde también están de paro, en un hecho similar.
El gobierno de Zapatero, quien enfrenta su primer gran conflicto social, desplegó 25.000 agentes de seguridad para despejar el escenario de las protestas de los transportistas de carga, que reclaman ayudas urgentes para afrontar la crisis que atraviesan por el alza de precios de los combustibles.
La Guardia Civil y Policía Nacional recibieron estrictas instrucciones: "Impedir que se altere la vida normal de los ciudadanos y garantizar el transporte de los alimentos, combustibles y medicinas", subrayó Rubalcaba, quien calificó de "ilegales" los piquetes informativos que los transportistas realizan desde el lunes.
A pesar de que las rutas no continúan cortadas con piquetes, desde la Dirección General de Tránsito (DGT) informaron que se siguen registrando embotellamientos en algunas autopistas, especialmente en la M-30 de Madrid, donde los camiones siguen estacionados a un costado de las rutas.
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