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sábado, 19 de abril de 2008

Gimnasia (LP) 2 Gimnasia (J) 1

Gimnasia y Esgrima La Plata fue práctico y hundió aún más a su homónimo norteño en la zona de descenso directo. Arraya (PT 15m) había adelantado a los visitantes, pero Alonso (PT 26m) y Domínguez (PT 47m) lo dieron vuelta.

Sin otros argumentos que la contundencia y la actitud, Gimnasia y Esgrima La Plata derrotó por 2-1 al Lobo jujeño como local y sumó su tercer triunfo en el Clausura. Para su rival, el horizonte se oscurece cada vez más ya que está anclado en la zona de descenso directo.
Las necesidades que los persiguen a ambos los obligaron a construir un partido abierto. El Lobo platense apostó a sus creadores Ignacio Piatti y Diego Villar para lastimar por los costados y buscar con centros al uruguayo Alonso. Con presión, el local arrancó mejor y se adelantó en el campo de juego. Sin embargo, el equipo jujeño sacó réditos de la mano del contragolpe y dio el primer golpe a los 15, cuando Arraya remató desde afuera y el arquero Kletnicki no logró controlar.
A pesar de hacer menor gasto, el visitante estaba arriba y continuaba aprovechando los espacios con las corridas del petiso Luna. Paulatinamente, los de Sanguinetti mejoraron sus grietas defensivas para retomar el control. A los 26, Alonso estampó el empate con un gran cabezazo luego de un preciso centro de Piergüidi. El negocio estuvo por la banda derecha, donde el dúo Ormeño-Piatti se movió con comodidad.
Cuando se extinguía el tiempo inicial, Gimnasia La Plata dio vuelta la historia con una volea de Federico Domínguez. La jugada se inició por la izquierda, pasó a la derecha y, luego de un fallido despeje jujeño, le quedó servida al lateral. El lamento invadió a los norteños, que no mostraban variantes más allá del contraataque. La alegría se instaló entre los platenses, contentos por el mayor ímpetu de sus jugadores.
En el complemento, el Lobo jujeño quemó las naves y el partido se dotó de emoción. A través de impulsos ofensivos comandados por Luna y Arraya, los jujeños generaron un par de chances que resolvió bien Kletnicki. En la otra orilla, los ingresos del juvenil Cuevas y Leal aportaron peligrosidad en los últimos metros. Nereo Fernández también fue exigido y gracias a él, su equipo no perdió por una diferencia mayor.
El empate estuvo tan cerca como el 3-1. Ambos intentaron con exceso de ganas y déficit de ideas, pero aún así confeccionaron un entretenido duelo. En los minutos finales, los norteños fueron por la heroica pero ya era tarde. El ajustado pero correcto triunfo del Lobo platense ya era inamovible. El traspié hunde más aún al equipo de Cabruna en el descenso directo, pero los bonaerenses no deben olvidar el famoso refrán que reza: “El muerto no puede reírse del degollado”.

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