Argelia igualó 1-1 ante Rusia y logró el pasaje a octavos de final por primera vez en su historia. Kokorin había abierto el marcador para los europeos y Slimani decretó el empate para los africanos, que el lunes se medirán ante Alemania en Porto Alegre.
Argelia hizo historia y con el 1-1 conseguido ante Rusia en Curitiba accedió por primera vez en su historia a los octavos de final de la Copa del Mundo. Los africanos tuvieron un merecido premio por el atrevimiento mostrado en estas tres fechas, sobre todo ante Corea del Sur, y los europeos pagaron por su falta de audacia y por un rendimiento por debajo de las expectativas.
Debió verse contra las cuerdas Fabio Capello para imprimirle un tinte más agresivo a su equipo, que hasta esta tercera fecha había mostrado poco y nada. No cabía lugar para la especulación para Rusia, y por eso el DT italiano incluyó más hombres de ataque y desde el inicio del partido se notó que la intención del conjunto europeo era la de presionar bien arriba. Así, a Argelia le costó encontrar espacios para explotar la notable potencia física con la que habían arrollado a Corea del Sur y con la que contaban para quedarse con el empate que los depositara en la siguiente instancia.
Pero el trámite del encuentro se alteraría rápidamente, porque a los seis minutos Alexandr Kokorin se elevó solo ante la pasividad de la defensa africana y con un certero cabezazo puso el tempranero 1-0. En la primera embestida seria de Rusia, el centro de Dmitri Komarov encontraría máximo rédito en la cabeza del 9, que por primera vez pudo cristalizar en la red todo lo bueno que había insinuado en los partidos anteriores. Ahora, la presión pasaba a manos de los africanos, que con una derrota se despedían de la Copa del Mundo.
Si bien Argelia, ubicado en el Norte de África, es un país musulmán mucho más asociado a Oriente Medio que a las costumbres africanas que sí comparten los equipos más comunes en copas del mundo, como Nigeria, Ghana o Camerún, a la hora de jugar repite las mismas virtudes y defectos de cualquier equipo africano. Cierta ingenuidad defensiva, que muchas veces lleva a faltas violentas, una escasa capacidad creativa y una clara dependencia de la preponderancia física son las características de este equipo que soñaba con hacer historia.
Por eso no sorprendió que cada vez que Rusia logró conectar dos o tres pases verticales, estuvo cerca de liquidar el pleito. La dinámica y prolijidad de los de Capello eran demasiado para una defensa que no estaba diseñada para cubrir muchos espacios. Pero el seleccionado europeo se fue quedando de a poco y, a pesar de contar con algunas oportunidades para estirar el resultado, mantuvo con vida a Argelia. Desde los sensibles pies del 10, Sofiane Feghouli, el equipo africano se adelantó y empezó a llenar de centro el área rival. Todo envío aéreo encontraba a Islam Slimani superando a los defensores, pero sin llegar a lastimar seriamente. Todo hasta que una salida a destiempo de Igor Akinfeev, de mal Mundial (cabe recordar el grave error en el gol de Corea del Sur), encontró solo al 13 entrando por el segundo palo y su cabezazo puso las cosas 1-1.
Con todo como al comienzo, ahora el pasaje a octavos lo ostentaba Argelia y el apuro por marcar era propio de Rusia, que, tentado por el gran tamaño de sus jugadores, apostó a los centros cruzados desde los costados. Pero el seleccionado africano resistió estoicamente, con mucho sacrificio y algo de sufrimiento. Los europeos, en tanto, chocaron contra sus propias limitaciones y terminaron, plagados de impotencia, buscando infructuosamente una victoria que no sabían cómo conseguir.
Fue 1-1 en Curitiba y fiesta para el plantel de Argelia, que no la tendrá fácil en la siguiente instancia, ya que Alemania lo espera el lunes en Porto Alegre. De todos modos, los africanos lograron su mejor producción en un Mundial y nada les impide soñar con más. Enfrente, la pálida y triste imagen de una Rusia que no encontró el rumbo en estos tres partidos y que dice adiós más temprano de lo esperado.
Texto www.tycsports.com
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