San Lorenzo y Racing sobre cuatro partidos jugados, llegaban con tres empatados cada uno. Este resultado, el más híbrido que existe en el fútbol, dijo presente en el Nuevo Gasómetro en un encuentro donde el local buscó tímidamente ante un visitante que se dedicó a entorpecer y defenderse deliberadamente.
Simeone apostó por rotar algunos valores, pero quedó en evidencia la carencia de delanteros que tiene en su plantel. Hoy jugó Bordagaray, quien no gravitó nunca. En tanto, Caruso Lombardi dejó en soledad a Lugüercio y optó por el chico Fariña, quien no llegó a completar el primer tiempo.
Los únicos hechos destacados del primer tiempo fueron los insultos que recibió Migliore de parte de la gente de Racing y la expulsión de Aureliano Torres. El paraguayo dejó a los 34 minutos la cancha por sumar dos amarillas en una decisión acertada del árbitro.
Pese al hombre de más, Racing apostó por especular. Nunca tuvo la pelota y demostró que está armado sólo para defender y eventualmente aprovechar algún error del rival. Nada más. San Lorenzo contó con la pelota, pero nunca hirió a un rival concentrado en defensa, única virtud que exhibió.
Entonces los minutos corrieron y el tedio creció. Migliore casi que no trabajó y De Olivera poco. La impotencia de San Lorenzo chocó con el extraño conformismo de Racing. Llegó el final y la cortina de (merecidos) silbidos copó la escena.
Texto y foto www.tycsports.com
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