En el Cilindro ambos equipos, rivales directos en la lucha de los Promedios, no se sacaron ventajas y siguen sin poder ganar en el torneo. Maldonado, en contra, abrió la cuenta para el local y luego niveló Sebastián Romero. La figura de la cancha fue De Olivera.Racing y Gimnasia tras haber sufrido toda la temporada pasada (especialmente los platenses) arrancaron esta con cierta ilusión de aspirar a algo más. Sin embargo, van cuatro partidos y todavía no ganaron. Hoy empataron en un partido que se le escapó a los de Caruso Lombardi, aunque los de Madelón hicieron sobrados méritos para llevarse su primer punto de un torneo que parece destinar para los dos la lucha de pobres.
La tesitura del partido quedó rápidamente en claro: Gimnasia iba y chocaba con Racing, especialmente con De Olivera. El ex arquero de Chicago tuvo una noche extraordinaria que bien le puede valer ganarse el puesto. Se lució tres veces en el primer tiempo, ahogándole gritos a Cardozo y Stracqualusi, por dos. Por él, el local se sostenía en el partido que le rea totalmente adverso.
Sin embargo, Gimnasia es frágil por demás y lo volvió a demostrar. Su defensa quedó enganchada y Ramírez se fue solo. Se acomodó y no se sabe bien si quiso definir o buscó a un compañero, pero lo cierto es que Maldonado la metió en su propio arco. Mazazo que envalentonó a Racing que empezó a tomar las riendas del partido y tuvo el segundo en la cabeza de Martínez, quien se lo perdió por centímetros.
En el segundo tiempo, Racing decidió jugar sólo los primeros 15 minutos del partido. En ese lapso dominó y llegó a inquietar un poco a Sessa. Luego, vaya uno a saber por qué, eligió replegarse y apostar a una contra que nunca llegó. Entonces, a Gimnasia se le simplificó la cosa porque la posesión de la pelota la tenía garantizada, aunque mucho que hacer con ella no sabía.
La seguridad de De Olivera era la tranquilidad del local, pero claro, nadie es infalible. Entonces, Madelón empezó a rotar jugadores y puso a Aued y Cuevas. Ambos le dieron más aire a la inofensiva delantera tripera. El empate ya era merecido cuando Ormeño escaló por la derecha y encontró a Romero libre en el área chica, quien igualó con pedido de perdón incluido a su ex club. En lo que quedó se comprobó el miedo a perder de ambos porque ninguno fue por la victoria, pese a que Gimnasia podría haberla encontrado por el dominio anímico de ese final. Entonces se dividieron puntos y se estiraron preocupaciones con una cortina de silbidos de fondo.
Texto y foto www.tycsports.com
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