Juan Martín Del Potro ya está en los libros del tenis argentino. Con 20 años este tandilense gigante consiguió el US Open al vencer en la final a quien parecía imbatible, Roger Federer, por 3-6, 7-6 (5), 4-6, 7-6 (4) y 6-2, tras una batalla de cuatro horas y seis minutos.
Con su gesta se une a Guillermo Vilas, Gabriela Sabatini y Gastón Gaudio como uno de los cuatro argentinos campeones de un torneo de Grand Slam. Además, se dio el gusto de tener su primer título grande en su torneo preferido. ¿Qué más puede pedir?
Uno de los interrogantes del partido estaba en la capacidad del argentino, de brillante nivel tenístico, para perderle el respeto a uno de sus modelos en este deporte… ¡Y vaya si lo hizo! Si bien el historial delataba un aplastante 0-6 en duelos previos ante el suizo, el último antecedente en la semi de Roland Garros, donde se definió 6-4 en el quinto, alimentaba la esperanza.
El argentino no arrancó bien el partido, algo clave en una final y ante uno de los mejores de todos los tiempos, y lo pagó resignando un quiebre que sería decisivo en el primer set. Tras un sólido primer game del campeón defensor, el tandilense se mostró fuera de ritmo, sin poder jugar con su primer servicio y lo pagó con un 0-2 demasiado rápido. Esa diferencia le permitió a Federer manejar el partido con mayor margen y Del Potro volvió a pasar algunas zozobras y el set se le fue por 6-3.
Había que cambiar la cabeza y volver a empezar de cero en el segundo, pero dos doble faltas condenaron al tandilense a empezar otra vez cuesta arriba y quiebre abajo. Sin embargo, a diferencia del parcial inicial, esta vez sí Del Potro tuvo chances de emparejar con el saque de su rival. Tuvo tres oportunidades con el juego 1-2, pero no pudo jugarlas y despilfarró las chances de nivelar.
Sin embargo, el argentino tuvo un mérito: pese a que las cosas no le salían como quería, se mantuvo en partido a la espera de alguna otra chance. Con Federer sacando 5-4 y 30-0, para llevarse el set, Del Potro jugó su mejores puntos hasta ese momento y niveló con un passing de drive a la carrera, de manual. Después ambos mantuvieron y se fueron al tie break.
Allí Del Potro logró un miniquiebre para ponerse 4-3. Luego estiró con su servició y contó con tres pelotas para llevarse la manga. Perdió la primera con un smash relativamente sencillo, resignó la segunda ante la solvencia de su rival, pero festejó en la tercera –la primera con su saque- tras jugar un gran ángulo con su derecha.
Del Potro no sólo demostraba que estaba vivo y de regreso con su mejor tenis, también había igualado el marcador y era un peligro serio para el reinado de Federer. Con el marcador igualado en tres, el argentino volvió a quebrar en un momento decisivo para pasar arriba por primera vez en la tarde. Pero con su saque no pudo confirmar y todo volvió a estar como antes; una gran posibilidad se había esfumado… Pero no sería la única porque en el game siguiente Juan Martín también volvió a tener una chance para quebrar que no pudo concretar. Todo eso afectó sin dudas la cabeza de Del Potro porque cuando sacó para emparejar en cinco perdió su saque y el set con dos dobles faltas consecutivas.
Una situación similar ocurrió en el cuarto, cuando Del Potro llegó con idéntica ventaja para sacar 4-3: volvió a fallar, ante un Federer que apretó como nunca antes los dientes para recuperar la diferencia. Luego, con el juego 5-5, el argentino tuvo dos chances de quiebre que le hubiesen significado servir para irse al quinto, pero tampoco pudo aprovechar. En el tie break tomó pronta ventaja y nunca la resignó hasta imponerse por 7-4.
Tras esa conquista Del Potro arrancó de la mejor manera posible porque se quedó con el servicio de su rival en el segundo game y se puso 3-0. Mantuvo hasta el 5-1 y allí con Federer al saque se puso 15-40. Perdió los primeros match points, pero festejó con el tercer luego de un drive sensacional que obligó a un tiro errático del suizo… Fue la última pelota de un juego que se recordará para siempre.
Texto y foto www.tycsports.com
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