Les está costando a los pibes. Mucho más que lo pensado. Es la reflexión que aflora tras este 2-2 ante Colombia, y reparando en un análisis global de los tres partidos. Sin desmerecer una reacción que tras la prematura e inesperada desventaja de dos goles valió un punto con ganas de ser vital para la clasificación al hexagonal final, aún distante, la realidad es que la Argentina volvió a quedar en deuda: cometió serias desatenciones defensivas y les faltaron variantes del medio hacia adelante, más allá del invalorable (y siempre presente, hasta ahora) aporte de Salvio. El panorama asoma complicado. Los chicos conducidos por el Checho Batista necesitan ganarle a Ecuador, en la jornada de clausura del Grupo A. Y está claro que deberán mejorar muchísimo si pretenden estar en el Mundial de Egipto.
La Argentina sufrió la desventaja inicial en el primer minuto del partido, tras la gran definición de Marco Pérez. Y apenas pasados los 20 minutos ya estaba 2-0 abajo, luego de la oportuna aparición del goleador colombiano, figura del partido, quien aprovechó una respuesta deficiente de Diego Rodríguez (arquero reemplazante de Ojeda, a quien batista excluyó por bajo rendimiento). Fueron golpes que a los chicos les costó digerir, a punto tal que a más de uno se le salió la cadena: Zuculini y Cristaldo agredieron a rivales sin pelota, aunque se salvaron de la expulsión. En efecto, el equipo nacional jamás logró enarbolar una reacción en conjunto, sino que su despertar se encarnó sólo en impulsos individuales.
En ese sentido, el ingreso de Leandro Velázquez (reemplazó a Benavídez cuando aún se jugaba el primer tiempo) resultó fundamental, porque el mediocampista de Vélez descontó con un fierrazo de zurda segundos después de pisar la cancha y contagió con sus ganas. Pero Colombia casi siempre manejó el tempo del partido de la mano de Reina, su promisorio conductor. Y debió conformarse con el reparto igualitario de los porotos fue producto de su fragilidad en el fondo.
Salvio, cuándo no, fue desequilibrante en favor del elenco nacional. Para construir prácticamente todas las maniobras de peligro. Y para lograr el empate tras ese frentazo certero, en el complemento. La Argentina tomó aire y de a poco se fue quedando sin piernas. Y si bien pudo ganar (como en ese disparo de Velázquez que sobre la hora exigió a Vargas, aquero rival), también pudo irse sin nada (Marc Pérez tuvo otra clara). Fue un empate que se valora ante las circunstancias, pero que levantó el telón de un escenario de inconvenientes.
Texto y foto www.tycsports.com
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