En el Estadio Olímpico de Pekín, ante más de 90.000 espectadores, se vivió una de las más impactantes ceremonias inaugurales de la historia de los Juegos Olímpicos. Con un espectáculo brillante que duró más de cuatro horas, se dio comienzo oficialmente a la máxima cita del deporte mundial. El gimnasta Li Ning, triple medallista de oro en Los Angeles 1984, encendió el pebetero.
La gran fiesta del deporte ya se vive a pleno en la capital de China. Una imponente e inolvidable ceremonia inaugural marcó la apertura oficial de los Juegos de la XXIX Olimpíada. Con la presencia de más de 80 funcionarios de distintos países y ante un marco imponente (91.000 espectadores sentados), el Estadio Nacional de Beijing fue testigo de un inicio espectacular: la cuenta regresiva precedió a un grupo de músicos que, a ritmo de tambor, hizo temblar el "Nido de Pájaros". A continuación, un juego de luces para presentar a los anillos olímpicos, símbolo máximo del espíritu deportivo, que mágicamente se elevaron desde el suelo ante la ovación de la multitud.
El rico legado cultural chino estuvo a disposición del evento, con coreografías y efectos tridimensionales que repasaron grandes inventos (la pólvora, el compás) y célebres frases del filósofo Confucio. Todo ello, reflejado de manera inmejorable por miles de actores y bailarines que recorrieron el campo acompañados por músicas tradicionales.
Enseguida, el suelo del estadio volvió a desplazarse -otra muestra fantástica de tecnología avanzada- para darle paso a un grupo de chicos que, con dulces movimientos, transmitió un mensaje claro: hay que cuidar nuestro planeta. Fue un pedido de conciencia sobre grandes problemas de la actualidad, como el calentamiento global, las especies animales en peligro de extinción y la deforestación.
Exactamente una hora después del inicio de la ceremonia, el ídolo del pop local Liu Huan interpretó la canción oficial de los Juegos junto a la soprano inglesa Sarah Bightman. Luego llegó el momento de los grandes protagonistas de Beijing 2008, los atletas, quienes comenzaron su desfile por "El Nido". El judoca griego Ilias Iliadis abrió el camino de las 204 delegaciones.
A las 11.10, en el 107° lugar, llegó el turno de nuestro país. Emanuel Ginóbili, el mejor basquetbolista argentino de todos los tiempos, encabezó la delegación de 140 personas (atletas y miembros del Comité Olímpico Argentino) con la bandera en alto. Unos pasos más atrás, emocionados, sus compañeros del seleccionado y el resto de los deportistas nacionales, con Las Leonas y los nadadores poniéndole alegría al recorrido por el estadio.
En último lugar, como es costumbre, el anfitrión: la delegación china (la más numerosa de la historia olímpica) conmocionó el estadio acompañando al gigante Yao Ming, compañero de Luis Scola en los Houston Rockets de la NBA. Posteriormente llegaron los discursos del presidente de la República Popular China, Hu Jintao, quien abrió oficialmente la competencia, y del titular del Comité Olímpico Internacional (COI), el belga Jacques Rogge.
El izamiento de la bandera de los Juegos antecedió el momento cumbre de la noche de Beijing: el revelo final de la antorcha olímpica. El gimnasta Li Ning, quien ganó tres medallas de oro en Los Angeles 1984, voló por el estadio colgado de un arnés para encender el pebetero, cuya llama vivirá a lo largo de los Juegos. La despedida (ya pasadas las 13 en nuestro país) fue con fuegos artifíciales, dándole un cierre muy colorido a una ceremonia que será difícil de olvidar.
Texto www.ole.clarin.com
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