El equipo de Gorosito venció como local por 2-0 y logró su primera victoria en el campeonato. Silvio González (PT 24m) y Rubén Botta (PT 39m) hicieron los goles.
Y un día volvió a ganar Tigre. Tuvieron que pasar 16 partidos sin éxitos en el fútbol doméstico para que los de Victoria, subcampeones del pasado Clausura, vuelvan a sumar de a tres. Lo hicieron ante un rival flojo como Godoy Cruz, que con esta derrota se mete lentamente en la pelea por no perder la categoría –San Lorenzo ya se le puso a siete puntos-. Fue 2-0 con total justicia.
El equipo de Néstor Gorosito basó su triunfo en el notable rendimiento de su enganche, Rubén Botta, ese pibe al que Pipo le puso todas sus fichas desde su llegada y que parece de una buena vez querer explotar. El juvenil asistió a Silvio González para el primero (PT 24m) y anotó el segundo (PT 39m) en una contra fulminante, en la que corrió cincuenta metros con la pelota, desairó a dos rivales a pura gambeta y sentenció a Ibáñez con un remate alto e imposible de detener.
El Tomba, que mostró una notable fragilidad defensiva, había tenido sus chances porque tuvo un muy buen primer cuarto de hora, pero Córdoba despilfarró un cabezazo abajo del arco y un remate del propio volante se fue apenas desviado.
El complemento casi que estuvo de más porque los mendocinos evidenciaron todas sus limitaciones para tratar de cambiar la historia -apenas si llegaron mediantes algunos envíos aéreos- y el local se dedicó a cuidar la pelota y a preservar piernas de cara al juego ante Millonarios de Colombia por el pase a la final de la Sudamericana. El 2-0 estaba escrito.
El equipo de Néstor Gorosito basó su triunfo en el notable rendimiento de su enganche, Rubén Botta, ese pibe al que Pipo le puso todas sus fichas desde su llegada y que parece de una buena vez querer explotar. El juvenil asistió a Silvio González para el primero (PT 24m) y anotó el segundo (PT 39m) en una contra fulminante, en la que corrió cincuenta metros con la pelota, desairó a dos rivales a pura gambeta y sentenció a Ibáñez con un remate alto e imposible de detener.
El Tomba, que mostró una notable fragilidad defensiva, había tenido sus chances porque tuvo un muy buen primer cuarto de hora, pero Córdoba despilfarró un cabezazo abajo del arco y un remate del propio volante se fue apenas desviado.
El complemento casi que estuvo de más porque los mendocinos evidenciaron todas sus limitaciones para tratar de cambiar la historia -apenas si llegaron mediantes algunos envíos aéreos- y el local se dedicó a cuidar la pelota y a preservar piernas de cara al juego ante Millonarios de Colombia por el pase a la final de la Sudamericana. El 2-0 estaba escrito.
Texto y foto www.tycsports.com
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