El Rojo cayó por 2-0 ante Estudiantes y se mantiene hundido en la zona de descenso, con un partido y medio por jugar. El colombiano Zapata (PT 29m) y Carrillo (ST 30m, de penal), los goleadores de la noche.
La cara de Independiente se desangra por los golpes incesantes. Al sofocón sufrido el miércoles por la suspensión del partido ante Belgrano debido al accionar de la barra brava, hoy se sumó un duro puñetazo a nivel deportivo. Estudiantes de La Plata le ganó 2-0 en el estadio Único y lo hundió un poco más en la zona de descenso. Un infierno sin treguas que lo está consumiendo.
La propuesta del Rojo fue idéntica a la empleada en el primer tiempo contra Belgrano. La premisa fue montar una sociedad de zurdos entre Zapata, Mancuello y Ferreyra. Lo del Pincha fue pragmatismo puro, porque resignó terreno y pelota para prenderle velas al colombiano Zapata o a la pegada de Román Martínez (exigió a Hilario con un tiro desde lejos).
El problema de Independiente es su falta de punch en los últimos metros. El desgaste realizado en combinar zurdos fue en vano porque no hubo puntería en la búsqueda de Farías. Cuando empezó a sentir olor a impotencia en el rival, el Pincha aprovechó y creó caos en la defensa del Rojo. El primer aviso llegó a los 24, con el gol mal anulado a Zapata por agarrón a Galeano.
El segundo se produjo a los 27, cuando Hilario tapó ante Auzqui. Y la tercera fue la vencida: pase de Martínez para la diagonal de Jara, palo y rebote tomado por Zapata para facturar. Gallego se tomó la cabeza y maldijo el pésimo retroceso defensivo, con el cierre erróneo de Ferreyra como núcleo. Antes del descanso, Estudiantes coqueteó con el segundo en una nueva réplica.
Marcar primero es de vida o muerte para el Rojo, cuya confianza bambolea peligrosamente. Nada fue igual después de la conquista de Zapata, porque aparecieron los nervios. En el amanecer del complemento, la falta de contundencia volvió a desesperar a los del Tolo. Primero se lo perdió Ferreyra con un tiro lejano, mientras que un cabezazo de Battión pasó cerca.
Gallego probó con la entrada de Fredes y Rosales, mientras que Vidal reemplazó al lesionado Villafáñez. Sin ideas, Independiente tomó riesgos y buscó a Silva. A los 28, el palo le negó el empate a Vidal. Y al minuto llegó la segunda estocada platense: penal de Velázquez a Núñez y festejo de Carrillo. De saborear el empate a desechar la posibilidad de rescatar un punto.
El travesaño le impidió a Núñez festejar el tercero, tras un intento desde lejos. Y la imprecisión propia o el arquero Silva le impidieron a Independiente celebrar un descuento merecido. Los centros de Ferreyra, Mancuello y Rosales no hallaron a Vidal y a Farías, Fredes tiró fintas sin utilidad y Battión avanzó hasta donde le dio su técnica de tapón. El infierno los consumió a todos.
La propuesta del Rojo fue idéntica a la empleada en el primer tiempo contra Belgrano. La premisa fue montar una sociedad de zurdos entre Zapata, Mancuello y Ferreyra. Lo del Pincha fue pragmatismo puro, porque resignó terreno y pelota para prenderle velas al colombiano Zapata o a la pegada de Román Martínez (exigió a Hilario con un tiro desde lejos).
El problema de Independiente es su falta de punch en los últimos metros. El desgaste realizado en combinar zurdos fue en vano porque no hubo puntería en la búsqueda de Farías. Cuando empezó a sentir olor a impotencia en el rival, el Pincha aprovechó y creó caos en la defensa del Rojo. El primer aviso llegó a los 24, con el gol mal anulado a Zapata por agarrón a Galeano.
El segundo se produjo a los 27, cuando Hilario tapó ante Auzqui. Y la tercera fue la vencida: pase de Martínez para la diagonal de Jara, palo y rebote tomado por Zapata para facturar. Gallego se tomó la cabeza y maldijo el pésimo retroceso defensivo, con el cierre erróneo de Ferreyra como núcleo. Antes del descanso, Estudiantes coqueteó con el segundo en una nueva réplica.
Marcar primero es de vida o muerte para el Rojo, cuya confianza bambolea peligrosamente. Nada fue igual después de la conquista de Zapata, porque aparecieron los nervios. En el amanecer del complemento, la falta de contundencia volvió a desesperar a los del Tolo. Primero se lo perdió Ferreyra con un tiro lejano, mientras que un cabezazo de Battión pasó cerca.
Gallego probó con la entrada de Fredes y Rosales, mientras que Vidal reemplazó al lesionado Villafáñez. Sin ideas, Independiente tomó riesgos y buscó a Silva. A los 28, el palo le negó el empate a Vidal. Y al minuto llegó la segunda estocada platense: penal de Velázquez a Núñez y festejo de Carrillo. De saborear el empate a desechar la posibilidad de rescatar un punto.
El travesaño le impidió a Núñez festejar el tercero, tras un intento desde lejos. Y la imprecisión propia o el arquero Silva le impidieron a Independiente celebrar un descuento merecido. Los centros de Ferreyra, Mancuello y Rosales no hallaron a Vidal y a Farías, Fredes tiró fintas sin utilidad y Battión avanzó hasta donde le dio su técnica de tapón. El infierno los consumió a todos.
Texto y foto www.tycsports.com
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