En un partido flojo, con mucho roce y poco juego, Unión venció por 2-0 a Olimpo en Santa Fe, se alejó de la lucha por el descenso y empujó al equipo de Walter Perazzo al borde del precipicio. El Tatengue no jugó bien, pero supo aprovechar las oportunidades y con dos cabezazos liquidó el encuentro.
El primer tiempo fue todo para el equipo local. Con el juego inclinado hacia la banda derecha y con buenas combinaciones entre el carrilero Rodrigo Errampuse y el volante Aléxis Fernández, los santafesinos complicaron en varias oportunidades a la defensa del Aurinegro.
Sin embargo la actitud no logró transformarse en efectividad y los dirigidos por Frank Kudelka desperdiciaron cada oportunidad que tuvieron. El primero fue Matías Donett que desperdició un penal a los 20 minutos de la primera parte. Luego fue el turno de Jorge Velázquez que probó de lejos y la pelota se fue varios metros arriba del travesaño.
El enganche y figura Paulo Rosales fue siempre demasiado displicente y sobró varias jugadas que se presentaron claras para el Tatengue. El mejor en el arranque fue Pablo Magnin, el número 9, que aguantó bien la pelota, supo acomodarse de espalda al arco y asistió más de una vez a los volantes ofensivos.
La segunda parte abrió la puerta al aburrimiento. Olimpo levantó el nivel y se hizo del dominio de la pelota. Unión fue manojo de imperfecciones. Pero los dirigidos por Walter Perazzo no lograron superar los nervios en ningún momento y cada intento fue vano. La más clara la tuvo Martín Pérez Guedes, que tras una serie de rebotes, paró la pelota en el punto penal e intentó una definición que Enrique Bologna tapó de muy buena manera.
Los santafesinos apostaron por el contraataque, y finalmente dio resultado: a los 26 minutos del complemento Magnín descargó por la banda izquierda, Rosales tiró un buen centro y Jorge Velázquez clavó un cabezazo esquinado que fue demasiado para Matías Ibañez.
Y a los 37, nuevamente Rosales metió un gran pase por izquierda, Velázquez se sacó un rival de encima y le sirvió un pase a la cabeza a Matías Donett que apareció por el segundo palo, empujó la pelota a la red, se sacó la bronca por el penal errado y desató la locura de la hinchada Tatengue.
Texto y foto www.tycsports.com
El primer tiempo fue todo para el equipo local. Con el juego inclinado hacia la banda derecha y con buenas combinaciones entre el carrilero Rodrigo Errampuse y el volante Aléxis Fernández, los santafesinos complicaron en varias oportunidades a la defensa del Aurinegro.
Sin embargo la actitud no logró transformarse en efectividad y los dirigidos por Frank Kudelka desperdiciaron cada oportunidad que tuvieron. El primero fue Matías Donett que desperdició un penal a los 20 minutos de la primera parte. Luego fue el turno de Jorge Velázquez que probó de lejos y la pelota se fue varios metros arriba del travesaño.
El enganche y figura Paulo Rosales fue siempre demasiado displicente y sobró varias jugadas que se presentaron claras para el Tatengue. El mejor en el arranque fue Pablo Magnin, el número 9, que aguantó bien la pelota, supo acomodarse de espalda al arco y asistió más de una vez a los volantes ofensivos.
La segunda parte abrió la puerta al aburrimiento. Olimpo levantó el nivel y se hizo del dominio de la pelota. Unión fue manojo de imperfecciones. Pero los dirigidos por Walter Perazzo no lograron superar los nervios en ningún momento y cada intento fue vano. La más clara la tuvo Martín Pérez Guedes, que tras una serie de rebotes, paró la pelota en el punto penal e intentó una definición que Enrique Bologna tapó de muy buena manera.
Los santafesinos apostaron por el contraataque, y finalmente dio resultado: a los 26 minutos del complemento Magnín descargó por la banda izquierda, Rosales tiró un buen centro y Jorge Velázquez clavó un cabezazo esquinado que fue demasiado para Matías Ibañez.
Y a los 37, nuevamente Rosales metió un gran pase por izquierda, Velázquez se sacó un rival de encima y le sirvió un pase a la cabeza a Matías Donett que apareció por el segundo palo, empujó la pelota a la red, se sacó la bronca por el penal errado y desató la locura de la hinchada Tatengue.
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