Independiente le dio otro golpe a River y aunque utilizó tres tiros mató varios pájaros. Con el 3-1 se calzó definitivamente el traje de candidato para quedarse con el Apertura, le puso fin a una racha nefasta jugando contra el rival de esta tarde (le ganó tras 21 partidos y 11 años de espera) y enterró las ilusiones de Leonardo Astrada, el flamante técnico Millonario, de levantar prontamente a su equipo.
Darío Gandín, el goleador de los de Avellaneda en este Apertura, fue el que abrió el partido. A los diez minutos ganó de arriba y con un cabezazo bombeado superó la estirada de Navarro. El Rojo, que ya había avisado con dos aproximaciones, tomaba ventaja en el Monumental, una tierra siempre poco afecta a darle grandes alegrías.
A partir de ahí el local adelantó sus líneas y tuvo dos claritas para empatar, pero Coronel cabeceó desviado desde una muy buena posición y Gabbarini contuvo un buen remate de Archubi. Tras esas llegadas del Millonario, el Rojo volvió a golpear. Esta vez por partida doble y en sólo cuatro minutos sentenció el partido. A los 28 Piatti desairó a Villagra en el área, tras un pelotazo frontal, y tocó de derecha ante la salida del arquero. Algo parecido hizo Silvera, quien definió con un toque bajo a los 32, luego de un milimétrico pase de Mareque.
Independiente, con precisión y contundencia en los últimos metros, dejaba otra vez al desnudó las peores falencias de su rival… River es un equipo que hace rato no sabe defender y que no tiene ni la más mínima autoestima para levantarse ante la adversidad.
Sin embargo, de ahí al cierre de la primera parte, más allá de un tiro libre de Núñez que desvió con esfuerzo Navarro, el Millonario hizo méritos como para descontar. Gabbarini le sacó un gol hecho al Ogro Fabbiani y luego Buonanotte despilfarró un contragolpe con una definición suave y anunciada.
Para ir en busca del milagro, Astrada decidió los ingresos de dos jugadores de buen pie para el inicio del complemento: Gallardo y Mauro Díaz por los inexpresivos Bou y Galmarini. Pero con los cambios nada cambió. River, pese a monopolizar el balón, recién pudo descontar mediante un penal de Gallardo (por falta de Gabbarini sobre Díaz). En la jugada previa pudo irse con un 0-4 porque el palo devolvió un gran remate de Piatti.
Más allá del 1-3, River fue en el complemento un conjunto apático, desganado y que no contó ni con un solo jugador en un nivel de cinco puntos. Todos sus jugadores quedaron en deuda. En tanto, el Rojo puede brillar como lo hizo esta tarde o tener un juego terrenal como contra Tigre, pero es un equipo y no once individualidades errantes. Esa diferencia entre uno y otro, hoy fue de dos goles, pero pudieron ser más.
Texto y foto www.tycsports.com
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