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domingo, 25 de octubre de 2009

Torneo Apertura 2009 - Boca Juniors 1 River Plate 1

Ambos se llevaron un punto que no les sirve. Gallardo abrió la cuenta con un tiro libre, pero Palermo apareció en la segunda parte para nivelar. Abbondanzieri le atajó un penal a Ortega y fueron expulsados Villagra y Cáceres.

El lugar común del Superclásico señala que son partidos aparte. Y, a pesar de lo trillado, puede que así sea. Lo cierto es que suelen ser apasionantes y completan el casillero de las incidencias con creces. El de hoy, en el Monumental no fue la excepción. Fue un empate que a ninguno realmente le sirve pero que dejó tela para cortar de ambos lados, a pesar que la pelea grande se centre en otros equipos.
Herido y hasta subestimado, River salió con la clara intención de imponerse y empezar a intentar borrar esa etiqueta de peor equipo de la historia. Y en esos primeros 45 minutos se asemejaron bastante a lo que los hinchas millonarios se acostumbraron a ver. Es que Ortega, Buonanotte y sobre todo Gallardo, lograron engranar los tres juntos y comenzaron a abrir grietas en el endeble fondo xeneize.
De arranque lo tuvo Domingo, tras gran pase de Buonanotte, pero el volante defensivo remató más rápido de lo que debía y la pelota se fue junto a un palo. River decidió ir por el lado de Monzón y allí generó la primer polémica de la tarde. Buonanotte se llevó la pelota con la mano, ingresó al área y el lateral de Boca lo bajó. Penal cobrado por Laverni, quien obvió la falta previa. Ortega se hizo cargo del penal. Tomó aire, carrera y no amagó como es su costumbre. Le pegó directo, rasante al palo derecho. Abbondanzieri fue justo ahí y con un seguro manotazo ahogó el grito. A esta emoción, que fue toda visitante, le siguió otra, pero para el local.
La ejecutó Gallardo, quien con un tiro libre soberbio desató el primer grito en el Monumental. Fue de la misma posición donde en el torneo anterior también en un Superclásico había marcado ante Boca. En lo que restó, los de Astrada se encargaron de justificar la diferencia que pareció corta antes del descanso.
Seguramente Astrada charló con sus jugadores para que jueguen con calma en el inicio del complemento, pero Villagra no lo entendió e inocentemente vio su segunda amarilla cuando iba apenas un minuto del segundo tiempo. Para no ser menos, Cáceres entró en el juego de Ortega y tiró un manotazo que fue exagerado por el Burrito y que culminó con el paraguayo fuera de la cancha.
Afortunadamente para el espectáculo, el resto de los protagonistas no engranaron en este calentamiento del partido y se dedicaron a jugar. Esta vez, fue Boca el que buscó la pelota. Y la tuvo, con un Riquelme retrasado pero eje y el peligro comenzó a llegar con el hábil Gaitán desde la derecha. Una apilada suya produjo la primera intervención destacada de Vega.
El arquero local empezaba a tomar protagonismo, pero otra vez las fotos se las iba a llevar Palermo. El goleador, ya sin máscara, ingresó en el área para definir una jugada en la que participó imperceptiblemente Riquelme y puso todo como al principio.
Quedaba tiempo como para ambos fueron por más. Lo hicieron pero sin convicción, pese a que a Abelairas se lo negó el palo y que Riquelme pudo haberlo hecho con sendos tiros libres. Lo cierto es que el empate se consumó y ambos quedaron con deudas internas, aunque se ahorraron la decepción de perder el Superclásico.
Texto y foto www.tycsports.com

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