Desde entonces hasta hoy, el campo y el Gobierno siguen distanciados y Guillermo Moreno conserva su cargo. Aunque en el medio, el kirchnerismo sufrió un duro revés electoral y ahora se muestra abierto al diálogo.
Fue una noche larga para muchos. Una buena parte del país esperaba la decisión que tomaría el Senado con respecto a la Resolución 125 con la que el Gobierno había aplicado el sistema de retenciones móviles a las exportaciones de granos y cereales. La sesión en la Cámara alta había arrancado a las 10:30 del miércoles 16 de julio y se extendió durante 18 horas con asistencia perfecta: recién concluyó a las 4:30 del día siguiente cuando el vicepresidente Julio Cobos, casi en un susurro, sorprendió con el voto "no positivo" que puso fin al proyecto del Ejecutivo.
La sesión no sólo fue seguida por televisión. En las calles, seguidores del campo estallaron en gritos de alegría tras el inesperado voto de Cobos. En las carpas kirchneristas instaladas frente al Congreso, el grito que escuchaba era otro: "Traidor".
Antes había habido 128 días ininterrumpidos en los que el conflicto entre el Gobierno y el campo, al que ni siquiera el final de la 125 puso fin, había monopolizado la agenda política. En el camino, las retenciones móviles pusieron fin a los días del joven Martín Lousteau en el Ministerio de Economía, hubo bloqueos de caminos y paros agrarios, tensión (y algunas agresiones) en las rutas entre camioneros y ruralistas, actos oficiales denostando al campo y tibios intentos de acercamiento entre ambas partes que irremediablemente quedaban en nada.
El texto que buscaba el respaldo legislativo a la Resolución 125 había llegado al Senado después de ser aprobado en Diputados. El debate en la Cámara alta arrancó con las palabras de los titulares de las comisiones de Agricultura, Silvia Giusti, y de Presupuesto, Fabián Ríos, que defendieron las retenciones móviles. Tras muchas horas, en el último discurso antes de la votación, el titular de la bancada K Miguel Angel Pichetto le puso presión a Cobos al reiterar que estaba convencido de que el vicepresidente debía acompañar el proyecto del Gobierno y, si no, irse del Ejecutivo.
Cobos recién voto después de que en dos votaciones consecutivas el tablero del Senado mostrara 36 votos a favor y 36 en contra del proyecto del Ejecutivo. Tras la primera, con voz temblorosa, el vicepresidente pidió un cuarto intermedio que fue rechazado ; el primero en hacerlo fue Pichetto que dijo que tenía "instrucciones" y pidió: " Lo que haya que hacer, hagámoslo rápido ". Tras el segundo empate, Cobos, con la voz prácticamente quebrada, volvió a hablar: "No creo que sirva una ley que no dé solución a este conflicto. No puedo acompañar, y esto no significa que esté traicionando a nadie , estoy actuando de acuerdo a mis convicciones. Que la historia me juzgue, pido perdón si me equivoco. Mi voto no es positivo ".
Pasó un año. El conflicto del campo siguió, aún sin las retenciones móviles, y los problemas de los productores de muchas zonas se agravaron con la sequía. También sigue en funciones el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, acusado de ser uno de los que boicoteó cada posibilidad de acuerdo que se esbozaba. Pasaron las elecciones en las que Cobos, todavía vicepresidente, participó con partido y candidatos propios en el frente opositor del Acuerdo Cívico y Social; y en las que, también, sufrió un fuerte revés el kirchnerismo, que ahora, a un año de aquella votación, asegura que está vez sí está abierto al diálogo con la oposición y con el campo.
Texto www.clarin.com
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