Seguramente, el exitismo y la euforia del final podrán más que el análisis a la hora de repasar el 4-2 de Boca sobre Newell´s en Rosario. El Xeneize logró lo que necesitaba: un triunfo que le da aire tras sus últimos empates y derrota y tres puntos que lo suman como escolta de San Lorenzo, ahora sin ningún partido pendiente. Pero rifó dos veces su ventaja y terminó sufriendo hasta el final, mostrando graves desconcentraciones y dependiendo de individualidades y de un lapsus del rival para desnivelar cuando el tiempo se agotaba.
A los cinco minutos de la parte inicial llegó la primera emoción. Tras un córner para la Lepra, la sacó Ricardo Noir del área, Juan Román Riquelme escapó por derecha y cambió de frente para Jesús Dátolo, quien mandó el centro para que reaparezca Noir y empuje la pelota frente a las narices de Sebastián Peratta.
Pero después Boca no mostró consistencia en el mediocampo. Fabián Vargas podría haber aumentado con un balón que ganó fuera del área y remató desviado, pero Newell´s, apoyado en el juego de Hernán Bernardello, comenzó a crecer. El volante fue quien ingresó al área y agarró a Gabriel Paletta, aunque Javier Collado cobró al revés. A los 21, Rolando Schiavi ejecutó el penal bajo y a la derecha de Mauricio Caranta para igualar la historia.
Entonces, el local vio que podía. Se adelantó y se animó a pisar con mayor propiedad los últimos metros. Bernardello hizo otro intento que pasó cerca ante el estático Caranta, y Cristian Fabbiani lo tuvo con un cabezazo sin puntería. La última del período, cuyo epílogo decreció en ritmo, fue un centro envenenado de Riquelme que picó y fue ahogado por Peratta.
El complemento comenzó con el conjunto de Carlos Ischia apretando el acelerador. Riquelme volvió a exigir con un córner, y el ingresado Leandro Gracián, en la primera que tocó, metió un tiro bajo en el palo. Hasta que a los 17, José María Calvo envió un centro desde la derecha y Lucas Viatri metió la cabeza por el segundo palo. Peratta no pudo evitar el segundo.
Entonces, cuando el desarrollo menos lo requería y aún faltaban años luz para el final, Boca se quedó y dejó que Newell´s se le arrime. Los de Fernando Gamboa se hicieron del balón y, con más ímpetu que ideas, llegaron al empate a los 36: Paletta pifió feo en el área y la capturó Juan Insaurralde para romperle el arco a Caranta. Asomaba una nueva realidad, sólo que no quedaba tanto tiempo.
Entonces, como en un pase mágico, se iluminaron Nicolás Gaitán y nuevamente Viatri. A los 42, el atacante asistió al volante y lo dejó mano a mano con Peratta para que defina con clase y sin una cuota de nerviosismo. Enseguida, a los 44, se revirtió la fórmula: Gaitán habilitó a Viatri para que cierre la persiana del partido entrando solo por derecha.
En dos minutos, Boca había alejado los fantasmas. Pero en la semana, cuando el frondoso árbol de la victoria permita ver el bosque, será el momento de pensar en sus incógnitas.
Texto y foto www.tycsports.com
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