Estudiantes vive una era dorada en lo que a clásicos respecta. Desde un par de años a esta parte se registraron goleadas históricas, victorias agónicas y hoy no fue la excepción. Definió en su favor un partido que se presentaba parejo y cerrado en los minutos finales y consiguió un triunfo, el quinto consecutivo ante el Lobo, que sirve para levantar cabeza y hundir un poco más a un Gimnasia que parece no tener salida.
La lluvia y todo lo que había en juego fueron factores importantes para que el partido arranque cerrado. Mucha fricción y poco fútbol abundaron y si a eso le sumamos el episodio de la rotura del arco que defendió Andújar, la cosa pintaba mal. Sin embargo, los clásicos platenses suelen tener emociones y este no fue la excepción. Un tiro libre llovido de Verón encontró a Alayes desmarcado y el central cabeceó ante una débil respuesta de Sessa para poner en ventaja a los suyos.
A partir de ahí, hubo un lapso donde los de Astrada dominaron. Pudieron ampliar, pero Moreno y Fabianesi se lo perdió abajo del arco y si no hicieron más daño en su rival fue porque los delanteros de Estudiantes estaban aislados.
En la segunda parte, Gimnasia salió con otra actitud, más ofensiva y dispuesto a llevarse a su rival por delante. Esto fue malinterpretado por Maldonado, quien le metió una artera patada a Verón y vio la roja. El hombre de menos complicaba la misión de los de Sanguinetti, pero Estudiantes no lo supo aprovechar y no hubo ostensibles diferencias.
De hecho, Gimnasia dominó. Ormeño se proyectaba, Messera intentaba y Martinena sostenía una digna pelea con los centrales rivales. A partir de eso, llegó la igualdad en una buena combinación entre Martinena (la bajó), Niell y Romero quien la empujó al gol.
Como el empate a Sanguinetti le cerraba, empezó la injerencia de los entrenadores. El técnico de Gimnasia decidió rearmar la defensa y sacar a Niell, mientras que Astrada acumuló delanteros. La apuesta le salió mejor al de Estudiantes porque los jugadores que hizo entrar le dieron rédito.
Faltaban menos de diez cuando el ingresado Salguerio tiró un centro pasado para el también suplente Calderón y el veterano goleador la bajó y puso un zurdazo cruzado. Gol y delirio que aumentó con la contra que definió con una sutileza Boselli para inscribir su nombre en esta racha de ensueño para el Pincha y de pesadilla para Gimnasia.
Texto y foto www.tycsports.com
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