En el fútbol no se vive de merecimientos, sino de goles y de triunfos. Gimnasia (J) se fue aplaudido de la Tacita de Plata, pero Boca, injustamente, se llevó las sonrisas y los tres puntos a casa. En un encuentro muy disputado y con innumerables chances de gol, el Xeneize aprovechó dos, las concretó y se impuso 2-1 ante un rival que estaba para ganarlo y se retiró con las manos vacías -y mucha impotencia-. El Lobo careció de definición y, además, no tuvo nada de suerte. Ambos equipos jugaron el primer tiempo con mucha intensidad y en ese ida y vuelta, muchas veces desordenado y emotivo, los jujeños fueron un poco más. El Xeneize sufrió mucho la ausencia de Battaglia y Forlín, en ese puesto, no fue la solución. Vargas estuvo muy solo, mientras que Riquelme evidenció su mala preparación física y entró muy poco en el circuito -a los 29 se puso las manos en las rodillas en clara muestra de cansancio-.
La primera de riesgo fue para el local, a los siete minutos, con un tremendo remate de Calandria que se estrelló contra el poste derecho de un Abbondanzieri totalmente vencido. La visita contestó con un cabezazo de Mouche y un córner de Román que dio contra el segundo poste de Pezzutti. Luego, sólo un mano a mano forzado de Gaitán que tapó el uno de los jujeños.
Boca salió mucho por los costados, con Morel Rodríguez e Ibarra, aunque jamás encontró el fondo para inquietar con centros cruzados. Y cada vez que el equipo de Ischia avanzó con mucha gente, quedó mal parado y sufrió en las contras. Calandria, Ferradas y Ricardo Gómez molestaron constantemente y provocaron varios errores en el fondo visitante. Al Lobo le faltó la estocada final.
Ante algunos rebotes largos de Abbondanzieri, Gimnasia eligió mucho el disparo desde afuera. Y a los 39, casi se pone en ventaja con un remate de Calandria que tomó altura tras un desvío en Roncaglia y murió en el córner debido a una gran estirada del Pato. Esos últimos cinco minutos fueron propiedad exclusiva del dueño de casa, pero no apretó lo suficiente en los metros finales. El complemento fue realmente emotivo y superó en intensidad al primer periodo. Gimnasia mostró su hambre de triunfo y lo salió a buscar con sus armas: la movilidad y la velocidad de sus puntas. Pero todo lo bueno que produjo para llegar al área, no logró plasmarlo en el arco de enfrente. A los siete se produjo una jugada increíble: Gómez la puso al medio y Calandria, abajo del arco y sin Abbondanzieri en el camino, la tiró afuera. No era la noche del Lobo.
Boca, algo más estabilizado en el medio -Forlín se acomodó un poco mejor junto a Vargas- y con un Riquelme un poco más activo, aunque lejos de su nivel, también contó con claras oportunidades para ponerse en ventaja en los momentos iniciales. Gaitán, clave en el desarrollo, avisó con dos potentes remates que se perdieron muy cerca. Pero Gimnasia contestó con un tiro de Gómez que dio nuevamente en el poste derecho del Pato, quien creyó que el balón se perdía afuera.
Y llegó el momento clave: a los 27, Gaitán remató abajo, Pezzutti dio rebote y Noir, quien había ingresado minutos antes, la empujó para el 1-0. El equipo jujeño no bajó los brazos y en la siguiente, Abbondanzieri despejó un buen zurdazo de Calandria que se metía abajo.
El Lobo no pudo y Boca volvió a lastimar. A los 38, Ibarra tocó para Riquelme y este metió un soberbio taco para la llegada de Viatri, quien de primera la clavó arriba para el 2-0. Con el partido definido, Ferradas desbordó por la izquierda y Calandria descargó toda su bronca con un cabezazo que se clavó en el ángulo. Aplausos que no le alcanzarán a Gimnasia para conformarse. Tres puntos para Boca, que no vive de merecimientos.
Texto y foto www.tycsports.com
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