Cuando aún cuesta soltar las piernas, cuando el intenso trabajo físico arrastrado desde la pretemporada atenta contra el buen juego, suele no importar qué camino es el mejor para llegar a la victoria. Lo único que interesa es que el objetivo final se cumpla, mientras se eleva la apuesta a que el nivel esperado aparezca con el correr de los partidos. Así lo entendió Arsenal, que ganó sin jugar bien ni merecerlo, pero valió por haberlo conseguido en inferioridad numérica durante la mayor parte del encuentro y sabe que en la semana trabajará con la tranquilidad de haber sumado tres puntos de arranque. Argentinos se fue con toda la bronca.
Hubo un protagonista clave para entender el resultado: Cristian Campestrini. El arquero del elenco de Sarandí fue la gran figura en La Paternal. Abortó sendos intentos de Pavlovich, Córdoba y Caruzzo, en dos oportunidades cada uno, más otro a Peñalba. Todas fueron intervenciones destacadísimas, con un gran sentido de la estética, pero fundamentales, por sobre todo.
Podría afirmarse que hasta fue todo de Argentinos, salvo en los dos polos del encuentro, justamente cuando Arsenal marcó la diferencia en el tanteador. En el comienzo, Favale sancionó un dudoso penal de Caruzzo a Leguizamón y éste, con un remate seco, quebró la chapa casi desde el vestuario. Y sobre el final, Yacuzzi, quien ya había avisado con sus escaladas por el sector izquierdo (en una de ellas, su definición fue devuelta con el poste derecho), recibió del pibe Benedetto, desairó a Caruzzo y definió con gran categoría, picándosela suavemente a Torrico con su pie derecho, el menos hábil.
Tal vez en un intento por disimular la ausencia del Papu Gómez -.transferido a San Lorenzo-, Garnero hizo una apuesta audaz al incluir a tres delanteros (Leguizamón, Sava y Matos). Sin embargo, el planteo ofensivo jamás se llegó a plasmar en la cancha. No sólo porque Arsenal consiguió una prematura ventaja que lo llevó a retrasarse y cederle la iniciativa a los locales, sino porque a los 36 minutos se quedó sin Sava, expulsado por un artero planchazo a Mercier.
El complemento mantuvo la misma tónica. Argentinos arrinconó a Arsenal, pero chocó una y otra vez contra sus propias limitaciones en la definición y –por supuesto- contra Campestrini. Garnero fue inteligente para reagrupar fuerzas en el mediocampo y a la visita le bastó con soltar en ocasiones Yacuzzi para generarles zozobras a los del debutante Vivas. Los locales terminaron el encuentro con cuatro delanteros en cancha. No alcanzó. Oportuno, eficaz, sacrificado y con el brillo de su arquero, Arsenal sumó tres puntos valiosos en una cancha muy difícil. Vale para arrancar.
Texto y foto www.tycsports.com
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