El Ciclón se coronó por primera vez en la Libertadores y saldó una gran deuda con la historia. Fue 1-0 ante Nacional en el Nuevo Gasómetro gracias al gol de penal de Ortigoza (PT 35m), luego del 1-1 conseguido en Paraguay.
San Lorenzo se llenó de gloria y cumplió con su anhelo histórico: ganar por primera vez la Copa Libertadores de América. Gracias al triunfo por 1-0 ante Nacional de Paraguay como local en la revancha de la final (en la ida habían terminado 1-1), el equipo de Boedo gritó campeón y desató la locura en la multitud azulgrana.
El duelo arrancó muy complicado para San Lorenzo porque Nacional cerró los caminos y lo forzó a lateralizar constantemente. Al minuto de juego, Orué estrelló una pelota en el palo y silenció a la multitud en el Bajo Flores.
El elenco de Bauza se animó con un disparo desde fuera del área de Buffarini, aunque mantuvo su falta de punch ofensivo. Y Nacional logró sostener hasta la media hora su planteo sólido basado en la presión.
Hasta que llegó el error que destrabó la noche: Coronel metió la mano ante un tiro de Cauteruccio en un nítido e infantil penal. Y Ortigoza, fiel a su costumbre, no falló a la hora de sentenciar al arquero. Con ese tanto a los 35 minutos, el Ciclón se marchó al vestuario con un desahogo impresionante.
Con la ventaja en su poder, el local jugó un poco más tranquilo aunque nunca cómodo. Nacional jamás bajó los brazos y mantuvo el suspenso hasta el final. Lo que le faltó al equipo paraguayo fue oportunismo: a los 33, Bareiro tuvo la cancha de rematar de frente al arco y la tiró a la tribuna.
El duelo arrancó muy complicado para San Lorenzo porque Nacional cerró los caminos y lo forzó a lateralizar constantemente. Al minuto de juego, Orué estrelló una pelota en el palo y silenció a la multitud en el Bajo Flores.
El elenco de Bauza se animó con un disparo desde fuera del área de Buffarini, aunque mantuvo su falta de punch ofensivo. Y Nacional logró sostener hasta la media hora su planteo sólido basado en la presión.
Hasta que llegó el error que destrabó la noche: Coronel metió la mano ante un tiro de Cauteruccio en un nítido e infantil penal. Y Ortigoza, fiel a su costumbre, no falló a la hora de sentenciar al arquero. Con ese tanto a los 35 minutos, el Ciclón se marchó al vestuario con un desahogo impresionante.
Con la ventaja en su poder, el local jugó un poco más tranquilo aunque nunca cómodo. Nacional jamás bajó los brazos y mantuvo el suspenso hasta el final. Lo que le faltó al equipo paraguayo fue oportunismo: a los 33, Bareiro tuvo la cancha de rematar de frente al arco y la tiró a la tribuna.
San Lorenzo se persignó junto a sus hinchas tras esa jugada, apretó los dientes y remó con madurez hasta su sueño máximo. Su día más glorioso es hoy. Salud, campeón.
Texto y foto www.tycsports.com
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