El retorno de bajas temperaturas que no llegan al rigor de semanas atrás, de la mano de la sudestada y el fuerte temporal que afecta a buena parte del país volvió a poner al descubierto los graves problemas estructurales que enfrenta el sector gasífero por la caída de la producción y la falta de inversiones.
Para poder atender la mayor demanda del sector residencial, el Gobierno decidió recurrir otra vez a los cortes casi totales de suministro que afectan a las centrales de generación térmica y a las grandes industrias de todo el país.
Tras una reunión de urgencia realizada ayer a la mañana, el Comité de Emergencia del sector gasífero que comanda el interventor del Enargas, Antonio Pronsato ordenó a las distribuidoras que reduzcan todo lo posible el abastecimiento a las industrias y prioricen el suministro a los usuarios del sector hogareño.
Las restricciones casi totales que a nivel nacional alcanzan a unos 300 grandes clientes industriales se aplicarán, en principio, hasta el sábado.
Si las bajas temperaturas se extienden a la próxima semana, los cortes también se prolongarán para poder cubrir el mayor consumo residencial.
En la región metropolitana, la nueva poda de suministro dejó sin gas a las centrales térmicas Costanera, Puerto y Dock Sud que tuvieron que pasar a generar con fuel oil y gasoil.
Por el lado de las industrias, las restricciones afectaron a unos 130 grandes usuarios de la Capital Federal y el Gran Buenos Aires y a otros 170 que están radicados en el interior del país.
Si bien en la mayoría de los casos recibieron lo que se denomina "mínimo técnico" para no apagar los hornos y las calderas, las restricciones obligaron a las grandes industrias a paralizar y reprogramar sus procesos productivos.
Este año, los cortes de suministro a las industrias arrancaron a mediados de mayo, cuando aún no se habían registrado días de intenso frío y faltaba más de un mes para el invierno. Inicialmente, los cortes se ubicaron entre el 20 % y el 30% de los volúmenes de gas que venían recibiendo los medianos y grandes usuarios.
En junio, el nivel de restricciones se elevó, en promedio, al 50% de la demanda requerida por las industrias.
En los primeros días de julio, los usuarios fabriles dejaron de recibir entre 25 y 30 millones de metros cúbicos diarios, con lo cual la poda de suministro para ese sector se elevó al 60 %.
A partir del 12 de julio, el sistema gasífero entró en un período crítico de abastecimiento que llevó a la medianas y grandes industrias a afrontar cortes del 90% al 100% de sus consumos habituales durante dos semanas.
Frente a una demanda real que en el período invernal supera los 150 millones de metros diarios (MM3), actualmente el sistema gasífero sólo está en condiciones de operar una oferta promedio total de 120 MM3 diarios.
Además de los cortes aplicados a los grandes usuarios, la caída de la producción gasífera local que se viene registrando desde 2003 obligó al Gobierno a buscar fuentes energéticas alternativas para que la falta gas impacte lo menos posible en la marcha de la economía.
Una de las medidas de emergencia prevista para este año consiste en la importación de combustibles líquidos alternativos (fuel oil y gasoil) para las centrales de generación térmica. A los precios actuales, esas compras que mayoritariamente se siguen canalizando en forma directa con Venezuela implicarán un desembolso estatal de US$ 800 millones.
A eso se agregan las importaciones de gas natural de Bolivia y del GNL que llega por barco al puerto de Bahía Blanca. En estos dos casos, la factura que deberá afrontar el Estado no bajará de US$ 1.100 millones.
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