Por los octavos de final de la Copa Sudamericana, Independiente perdió en su visita a Defensor Sporting por 1-0 y estará obligado a ganar en el encuentro de vuelta, que se disputará el 19 de octubre, en Avellaneda. El equipo conducido por la dupla Ricardo Pavoni y Francisco Sá no jugó bien en el estadio Centenario y pudo haber recibido más goles de no ser por la buena actuación de Hilario Navarro.
En un flojo primer tiempo, Independiente fue de mayor a menor. Controló a Defensor en el arranque más allá de no crear situaciones de gol, pero después cedió la pelota, se retrasó en el campo y de no ser por la falta de precisión de los uruguayos en los últimos metros se pudo haber ido al descanso en desventaja.
El Rojo volvió a tener en el terreno dos líneas de cuatro bien marcadas y la incapacidad para unir a los mediocampista y los delanteros. Salvo alguna subida de Federico Mancuello, Facundo Parra y Andrés Silvera tuvieron que ingeniársela para luchar con los defensores rivales y en los pies del Cuqui el equipo de Avellaneda tuvo la más clara: a los 26m, recibió la pelota en el área, sacó un zurdazo a colocar y Martín Silva evitó el primero con una muy buena atajada.
El local comenzó a dominar el desarrollo promediando la etapa, desde el momento en el que Diego De Souza, Ignacio Risso y Rodrigo Mora pudieron juntarse. La mejor fue un cabezazo de Mora que envió al córner Hilario Navarro y después el conjunto charrúa tuvo varias aproximaciones en las que le faltó claridad para comprometer al arquero correntino.
Defensor tuvo dos buenas oportunidades en el comienzo del complemento: al minuto un zurdazo de Mora pasó al lado del palo y, a los 7m, un derechazo de Miguel Amado paralizó los corazones de los hinchas de Independiente.
El Rojo estaba muy atrás y sostenía el resultado por Navarro, quien a los 13m contuvo un flojo cabezazo de Walter Ibáñez y, a los 18m, mandó al tiro de esquina otro muy buen remate de Amado. La apertura del marcador rondaba y llegó: córner desde la izquierda, la peinó Silvera, la metió Leandro Gracián y la teoría de dos cabezazos en el área es gol se cumplió, aunque en este caso de manera curiosa.
La desventaja hizo salir un poco más a Independiente, pero no tuvo ideas para inquietar a su rival y dejó espacios atrás que el local estuvo cerca de aprovechar en alguna contra. En el cierre se dio el partido que podría verse en Avellaneda y, al menos esta noche, el equipo argentino evidenció que puede pasarla mal si le da la oportunidad a los charrúas de salir rápido de mitad de cancha hacia adelante. Todo se definirá a mediados de octubre, el Rojo tiene todavía tiempo para mejorar.
En un flojo primer tiempo, Independiente fue de mayor a menor. Controló a Defensor en el arranque más allá de no crear situaciones de gol, pero después cedió la pelota, se retrasó en el campo y de no ser por la falta de precisión de los uruguayos en los últimos metros se pudo haber ido al descanso en desventaja.
El Rojo volvió a tener en el terreno dos líneas de cuatro bien marcadas y la incapacidad para unir a los mediocampista y los delanteros. Salvo alguna subida de Federico Mancuello, Facundo Parra y Andrés Silvera tuvieron que ingeniársela para luchar con los defensores rivales y en los pies del Cuqui el equipo de Avellaneda tuvo la más clara: a los 26m, recibió la pelota en el área, sacó un zurdazo a colocar y Martín Silva evitó el primero con una muy buena atajada.
El local comenzó a dominar el desarrollo promediando la etapa, desde el momento en el que Diego De Souza, Ignacio Risso y Rodrigo Mora pudieron juntarse. La mejor fue un cabezazo de Mora que envió al córner Hilario Navarro y después el conjunto charrúa tuvo varias aproximaciones en las que le faltó claridad para comprometer al arquero correntino.
Defensor tuvo dos buenas oportunidades en el comienzo del complemento: al minuto un zurdazo de Mora pasó al lado del palo y, a los 7m, un derechazo de Miguel Amado paralizó los corazones de los hinchas de Independiente.
El Rojo estaba muy atrás y sostenía el resultado por Navarro, quien a los 13m contuvo un flojo cabezazo de Walter Ibáñez y, a los 18m, mandó al tiro de esquina otro muy buen remate de Amado. La apertura del marcador rondaba y llegó: córner desde la izquierda, la peinó Silvera, la metió Leandro Gracián y la teoría de dos cabezazos en el área es gol se cumplió, aunque en este caso de manera curiosa.
La desventaja hizo salir un poco más a Independiente, pero no tuvo ideas para inquietar a su rival y dejó espacios atrás que el local estuvo cerca de aprovechar en alguna contra. En el cierre se dio el partido que podría verse en Avellaneda y, al menos esta noche, el equipo argentino evidenció que puede pasarla mal si le da la oportunidad a los charrúas de salir rápido de mitad de cancha hacia adelante. Todo se definirá a mediados de octubre, el Rojo tiene todavía tiempo para mejorar.
Texto y foto www.tycsports.com
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