El sólido e implacable Banfield de los últimos torneos se aprovechó de este pobre e inexpresivo Independiente y con un inapelable 4-0 en su casa se prendió en la lucha por el campeonato. Mientras que el Taladro se ubicó a sólo dos unidades del único líder, San Lorenzo, el Rojo sufrió muchísimo y su entrenador, Garnero, quedó al borde del abismo.
El elenco conducido por Falcioni goleó muy rápido a un equipo que llegaba herido y a partir de allí se refugió y aprovechó cada salida para generar peligro. A los 3, Erviti tiró un centro muy largo al segundo palo y Zelaya cabeceó al gol entre los centrales de la visita -Ramírez la empujó sobre la línea, pero Maglio se lo dio al ex Rosario Central-. Fue el primer cachetazo.
El Rojo trató de responder inmediatamente con el control de la pelota, pero a Gracián se le hizo muy difícil quedar de frente a las jugadas debido a la férrea marca de Rosada, Patito Rodríguez pasó inadvertido, Velázquez y Mareque estuvieron bien controlados y Fredes tampoco pudo por la derecha. Vallés, quien reemplazó al lesionado Velázquez, tampoco fue solución por ese costado.
El Taladro se replegó, formó sus dos líneas de cuatro sin ruborizarse, la reboleó y cuando tuvo la ocasión, trató de llegar con peligro. A los 13, Ramírez probó de afuera y su disparo pasó muy cerca. Y siete más tarde, Zelaya reventó el travesaño con un tremendo zurdazo y Chirola Romero, quien había sustituido a Carrusca, definió frente a Gabbarini.
Independiente volvió a intentar por abajo, pero chocó una y otra vez. No encontró juego por el centro ni por los costados, y no pudo aprovechar la única que tuvo: Silvera la bajó en el área y Rodríguez, en su única participación, la tiró por arriba del travesaño. Con el pitazo de Maglio llegaron los silbidos para la visita. El local lo dominó sin inconvenientes.
El partido parecía definido, pero en realidad quedó sentenciado en el comienzo del complemento: a los 5, Zelaya mató un centro con mucha calidad, la punteó ante la salida de Gabbarini, la pelota dio en el palo y le quedó a Ramírez, quien decretó el 3-0 sin oposición. Para colmo, un minuto más tarde, Vallés se fue expulsado por doble amonestación.
Ya con Martínez por Gracián y Mareque en la conducción, el Rojo volvió a buscar, aunque con puro amor propio, el poco que le quedaba en pie. Silvera probó desde muy lejos a los 17 y Bologna, en una de sus pocas intervenciones, la sacó al córner. Además, a los 32, el Cuqui no logró conectar de cabeza un buen centro desde la derecha.
Banfield tenía muchos espacios para concretar la goleada, aunque parecía que le quería perdonar la vida a un Independiente sin alma, sin ideas, sin fútbol, sin nada. Y ante las facilidades que brindaba la visita, llegó el cuarto: a los 37, Zelaya recibió dentro del área un bochazo muy largo, dejó pasar a los defensores y definió con muchísima tranquilidad. Fue 4-0 para el Taladro, que le hizo precio al Rojo.
El elenco conducido por Falcioni goleó muy rápido a un equipo que llegaba herido y a partir de allí se refugió y aprovechó cada salida para generar peligro. A los 3, Erviti tiró un centro muy largo al segundo palo y Zelaya cabeceó al gol entre los centrales de la visita -Ramírez la empujó sobre la línea, pero Maglio se lo dio al ex Rosario Central-. Fue el primer cachetazo.
El Rojo trató de responder inmediatamente con el control de la pelota, pero a Gracián se le hizo muy difícil quedar de frente a las jugadas debido a la férrea marca de Rosada, Patito Rodríguez pasó inadvertido, Velázquez y Mareque estuvieron bien controlados y Fredes tampoco pudo por la derecha. Vallés, quien reemplazó al lesionado Velázquez, tampoco fue solución por ese costado.
El Taladro se replegó, formó sus dos líneas de cuatro sin ruborizarse, la reboleó y cuando tuvo la ocasión, trató de llegar con peligro. A los 13, Ramírez probó de afuera y su disparo pasó muy cerca. Y siete más tarde, Zelaya reventó el travesaño con un tremendo zurdazo y Chirola Romero, quien había sustituido a Carrusca, definió frente a Gabbarini.
Independiente volvió a intentar por abajo, pero chocó una y otra vez. No encontró juego por el centro ni por los costados, y no pudo aprovechar la única que tuvo: Silvera la bajó en el área y Rodríguez, en su única participación, la tiró por arriba del travesaño. Con el pitazo de Maglio llegaron los silbidos para la visita. El local lo dominó sin inconvenientes.
El partido parecía definido, pero en realidad quedó sentenciado en el comienzo del complemento: a los 5, Zelaya mató un centro con mucha calidad, la punteó ante la salida de Gabbarini, la pelota dio en el palo y le quedó a Ramírez, quien decretó el 3-0 sin oposición. Para colmo, un minuto más tarde, Vallés se fue expulsado por doble amonestación.
Ya con Martínez por Gracián y Mareque en la conducción, el Rojo volvió a buscar, aunque con puro amor propio, el poco que le quedaba en pie. Silvera probó desde muy lejos a los 17 y Bologna, en una de sus pocas intervenciones, la sacó al córner. Además, a los 32, el Cuqui no logró conectar de cabeza un buen centro desde la derecha.
Banfield tenía muchos espacios para concretar la goleada, aunque parecía que le quería perdonar la vida a un Independiente sin alma, sin ideas, sin fútbol, sin nada. Y ante las facilidades que brindaba la visita, llegó el cuarto: a los 37, Zelaya recibió dentro del área un bochazo muy largo, dejó pasar a los defensores y definió con muchísima tranquilidad. Fue 4-0 para el Taladro, que le hizo precio al Rojo.
Texto y foto http://www.tycsports.com/
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