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viernes, 28 de noviembre de 2008

Independiente 0 Banfield 1

Víctor López, de cabeza, le dio el triunfo al Taladro cuando ya jugaba con 10 por la expulsión de Santana. Independiente volvió a ser el mismo pálido equipo de todo el campeonato.
La semana pasada Independiente se quedó con el triunfo en el minuto final frente a Rosario Central y esta noche Banfield le ganó de la misma manera, en el arranque de la decimaséptima fecha. En el Cilindro, el Taladro fue más que el Rojo, estuvo siempre más cerca de la victoria y la consiguió con un agónico cabezazo de Víctor López.
El partido arrancó con buena predisposición de los dos para buscar el arco contrario. Manejaban bien la pelota, intentaban llegar de manera asociada pero tanto Independiente como Banfield sufrieron en la primera etapa lo que vienen padeciendo en todo el torneo: la falta de un hombre gol. Por eso, el descanso los encontró igualados en cero.
En el Rojo, Montenegro se movía con inteligencia, Gandín intentaba ganarle a Nasuti y Víctor López, Mareque trepaba por la izquierda y Ríos no se metía en el circuito ofensivo. Los primeros minutos mostraron lo mejor de los de Avellaneda, que estuvieron cerca con cabezazos del Chipi y Ledesma.
El Taladro fue de menor a mayor y estuvo más cerca de la apertura. Bustos se hizo el dueño del mediocampo, Bertolo, Erviti y Civelli manejaban bien la pelota e intentaban acompañar a García, quien, lógicamente, perdió más de las que ganó en inferioridad numérica con los defensores.
Puertas, con el cuerpo, evitó el gol en un zurdazo de Civelli, quien también estuvo cerca con un derechazo que encontró una buena respuesta de Assmann. La más clara arrancó en los pies del propio zurdo, quien dejó un par de jugadores en el camino, asistió a Erviti y el grito lo ahogó el arquero del Rojo con la pierna.
Banfield siguió siendo más en el arranque del complemento y no logró convertir en el cuarto de hora inicial porque le faltó precisión a García para terminar una buena contra y un pasito más a Bertolo para llegar a interceptar un centro de Erviti. Independiente no inquietaba a Lucchetti.
El partido se hacía cada vez peor y encima los entrenadores no colaboraban con los cambios: Núñez por Gandín y Fernández por García. Delantero por delantero, nada de arriesgar y a esperar que alguno se equivoque para ganar el encuentro.
El primero que se equivocó fue Santana, quien vio la roja por dos patadas consecutivas; el
segundo fue Assmann (igualmente lo único para rescatar de Independiente), quien dudó en el último centro, quedó a mitad de camino y Víctor López metió la cabeza para dar el triunfo al único equipo que intentó ganarlo.

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