Di María recibió de Messi a tres minutos de ir a los penales y logró el gol que significó el pasaje a los cuartos de final. La Selección, aun con irregularidades, buscó hasta el final del alargue e hizo figura a Benaglio, el arquero helvético. Ahora, el rival será Bélgica.
Argentina, con un gol de Angel Di María a los 12 minutos del segundo tiempo suplementario, venció a Suiza 1-0 en el Arena Corinthians de San Pablo y avanzó a los cuartos de final del Mundial Brasil 2014. En esa instancia, el equipo de Alejandro Sabella se enfrentará con Bélgica.
La iniciativa fue argentina en el inicio, aunque nuevamente volvió a faltar claridad y desequilibrio en los últimos metros. Suiza fue un rival muy hermético que no dejó espacios y lució atento en cada cruce. Argentina buscó un tiros sin gran peligro de Lavezzi, Higuaín y Di María, aunque también sufrió varias réplicas claras que resolvió bien Romero.
Ante una marca escalonada y pegajosa, Messi ofreció ganas y despliegue para intentar asociarse en ataque. Pero los avances de la Pulga no prosperaron debido a la gran concentración suiza y a las faltas que cortaron el juego intencionadamente.
En el comienzo del segundo tiempo, la Selección se relamió con el gol a partir de un cabezazo de Higuaín que Benaglio desactivó a tiempo. Poco después, el Pipita lo volvió a tener de cabeza tras un centro de Zabaleta. Y en el cierre de esa jugada, la Pulga asustó con un zurdazo: la pelota salió apenas por encima del travesaño y Benaglio respiró. Fue otra cara del equipo argentino, más veloz y decidido para atacar los espacios.
A los 33 del complemento, Sabella buscó un cambio con Palacio por Lavezzi, en el momento de mayor dominio nacional. Precisamente, el delantero del Inter no pudo tomar un rebote tras un tiro de Messi por culpa de un empujón de Djourou que fue ignorado por el árbitro sueco Eriksson. El elenco de Sabella hizo los méritos para llevarse la victoria en esos últimos 10 minutos, pero Suiza resistió como pudo hasta el alargue.
Sorpresivamente, Argentina no pudo sostener el rendimiento en el primer tiempo suplementario. Se perdieron la presión colectiva y las asociaciones, mientras que los europeos se fortalecieron y hasta ostentaron la posesión. Rojo, que llegó a la segunda amarilla, salió por lesión y lo sustituyó Basanta. En tanto, Biglia ingresó por un extenuado Gago.
El camino a los penales parecía ineludible, pero las individualidades argentinas aparecieron justo a tiempo. A tres minutos del cierre del segundo tiempo del alargue, Messi condujo una jugada veloz y abrió hacia la derecha para Di María (el mejor de la parte final), que facturó con un disparo cruzado y desató la locura. Argentina sufrió, ganó y no deja de soñar.
Ante una marca escalonada y pegajosa, Messi ofreció ganas y despliegue para intentar asociarse en ataque. Pero los avances de la Pulga no prosperaron debido a la gran concentración suiza y a las faltas que cortaron el juego intencionadamente.
En el comienzo del segundo tiempo, la Selección se relamió con el gol a partir de un cabezazo de Higuaín que Benaglio desactivó a tiempo. Poco después, el Pipita lo volvió a tener de cabeza tras un centro de Zabaleta. Y en el cierre de esa jugada, la Pulga asustó con un zurdazo: la pelota salió apenas por encima del travesaño y Benaglio respiró. Fue otra cara del equipo argentino, más veloz y decidido para atacar los espacios.
A los 33 del complemento, Sabella buscó un cambio con Palacio por Lavezzi, en el momento de mayor dominio nacional. Precisamente, el delantero del Inter no pudo tomar un rebote tras un tiro de Messi por culpa de un empujón de Djourou que fue ignorado por el árbitro sueco Eriksson. El elenco de Sabella hizo los méritos para llevarse la victoria en esos últimos 10 minutos, pero Suiza resistió como pudo hasta el alargue.
Sorpresivamente, Argentina no pudo sostener el rendimiento en el primer tiempo suplementario. Se perdieron la presión colectiva y las asociaciones, mientras que los europeos se fortalecieron y hasta ostentaron la posesión. Rojo, que llegó a la segunda amarilla, salió por lesión y lo sustituyó Basanta. En tanto, Biglia ingresó por un extenuado Gago.
El camino a los penales parecía ineludible, pero las individualidades argentinas aparecieron justo a tiempo. A tres minutos del cierre del segundo tiempo del alargue, Messi condujo una jugada veloz y abrió hacia la derecha para Di María (el mejor de la parte final), que facturó con un disparo cruzado y desató la locura. Argentina sufrió, ganó y no deja de soñar.
Texto y foto www.tycsports.com
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