El Xeneize igualó 1-1 como visitante ante U. A. Maracaibo, en la apertura del Grupo 3. El equipo de Ischia no jugó bien y estuvo muy cerca de quedarse sin nada, aunque pudo haberse llevado los tres puntos si no fallaba tanto en la definición. El local se puso en ventaja con un golazo de tiro libre de Mea Vitali (ST 35m) y Battaglia (ST 37m) le puso cifras definitivas al encuentro.
Boca empató como visitante ante U. A. Maracaibo 1-1, en su debut en el Grupo 3 de la Copa Libertadores. El último campeón del certamen continental no tuvo un buen encuentro, se mostró superado en varios trayectos, aunque pudo haberse quedado con los tres puntos de no haber fallado tanto en los últimos metros. En los primeros minutos, el conjunto que dirige Carlos Ischia tuvo muchos problemas para afirmarse en el campo de juego y se le hizo casi imposible controlar la pelota. El equipo local salió embalado y, con el apoyo del público que colmó el estadio, se adelantó para prácticamente meter al Xeneize contra su arco. En aquel arranque dubitativo de Boca, los venezolanos pudieron haber abierto el marcador, aunque las chances tampoco fueron demasiado claras. Las llegadas se generaban por afuera, con centros punzantes al corazón del área, pero sin efectividad en el último toque como para poder lastimar a su rival. El equipo argentino esperaba muy atrás, dejaba que U. A. Maracaibo llegara a tres cuartos de cancha y Sebastián Battaglia se veía muy solo en la dura tarea por recuperar la pelota. Sin embargo, a medida que fueron pasando los minutos, el Xeneize se fue consolidando y empezó a ganar terreno. La primera situación clara la generó el propio Juan Carlos Henao, un arquero que distó mucho de aquel que se consagró campeón de la Copa Libertadores con el Once Caldas en 2004. La mala salida del guardameta le dejó el balón a Martín Palermo, el goleador remató y un defensor rechazó casi sobre la línea. En el cierre de la etapa inicial lo tuvo Álvaro González, quien apareció por atrás y no llegó a conectar de la mejor manera un centro pasado. De todas formas, Boca se fue a los vestuarios con una imagen en alza, pero sin profundidad: lo más interesante fue el ingreso de un hincha local para abrazar a Juan Román Riquelme. En el complemento, los de Ischia salieron con todo en busca de la ventaja y de entrada pudieron haber convertido con un remate de Rodrigo Palacio que dio en el travesaño. El delantero volvió a estar impreciso frente al arco y falló varias chances, entre ellas un mano a mano en el que dio un mal pase al medio en lugar de definir. A medida que fueron pasando los minutos, Boca perdió presencia y nuevamente se metió atrás. El mediocampo era la gran falla: Battaglia seguía luchando solo, Alvaro González era intrascendente, Neri Cardozo mantuvo su flojísimo nivel de los últimos tiempos y a Riquelme se lo notó algo impreciso, bien marcado y muy cansado. El local continuó avisando con un disparo de Darío Figueroa que se fue por arriba, un cabezazo de Claudio Muñoz que salió cerca y finalmente marcó un gol de otro partido. A los 35 minutos, Miguel Mea Vitali sacó un zapatazo desde cerca de 30 metros y clavó un tiro libre bárbaro que puso en ventaja a U. A. Maracaibo. Parecía que el resultado era inamovible, más que nada por el poco tiempo que quedaba, pero el Xeneize reaccionó muy rápido y a los 37 consiguió el empate. La jugada nació con un centro desde la derecha de Riquelme que pasó entre varias piernas que esperaban y que encontró a Sebastián Battaglia, quien la empujó a la red. La igualdad le dio algo de justicia a un partido extraño, en el que Boca no jugó para nada bien, pero en el que pudo haberse llevado la victoria. También es cierto que el equipo venezolano le hizo pasar varios sobresaltos y estuvo a un paso de dejarlo sin nada, por lo que se hablará de un punto ganado y no de dos perdidos
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