San Pablo fue proclamado campeón luego de que el plantel argentino se negara a completar el segundo tiempo por las agresiones sufridas en el vestuario durante el entretiempo. Gorosito dijo que habían sido amenazados con armas de fuego. El encuentro lo ganaban los brasileros 2-0.
San Pablo lo ganaba 2-0 y el entretiempo llegó en un clima de máxima tensión por algunas cargadas de los jugadores brasileños. Pero el peor momento se dio durante el entretiempo, cuando Tigre estaba alcanzando la zona de vestuarios.
Tal como manifestó el Jefe de Seguridad del plantel, Rubén Pasquini, el personal de seguridad privada de San Pablo les realizó una emboscada y los atacó antes de que ingresaran a la zona de descanso. Allí, al arquero Damián Albil le habrían apuntado con un arma de fuego y a varios de los jugadores los habrían agredidos seriamente. De hecho, algunos quedaron cortados y golpeados, como Rubén Botta y Matías Escobar.
Así las cosas, Néstor Gorosito salió durante el entretiempo a informar sobre las agresiones y manifestó que su equipo no iba a salir a jugar en esas condiciones. Los hechos no fueron constatados, pero la realidad indica que fueron varios los jugadores de Tigre víctimas de la impunidad y agresión de parte de la gente de Seguridad.
Tras esperar 20 minutos en cancha, el árbitro del encuentro, el chileno Roberto Osses decidió la suspensión del partido. Sucede que al plantel de Tigre lo fueron a buscar en reiteradas ocasiones pero se negó a salir a completar el encuentro. Por ende, dieron por finalizada la final de la Copa Sudamericana y proclamaron como campeón a San Pablo, que festejó como si nada hubiese ocurrido.
Tal como manifestó el Jefe de Seguridad del plantel, Rubén Pasquini, el personal de seguridad privada de San Pablo les realizó una emboscada y los atacó antes de que ingresaran a la zona de descanso. Allí, al arquero Damián Albil le habrían apuntado con un arma de fuego y a varios de los jugadores los habrían agredidos seriamente. De hecho, algunos quedaron cortados y golpeados, como Rubén Botta y Matías Escobar.
Así las cosas, Néstor Gorosito salió durante el entretiempo a informar sobre las agresiones y manifestó que su equipo no iba a salir a jugar en esas condiciones. Los hechos no fueron constatados, pero la realidad indica que fueron varios los jugadores de Tigre víctimas de la impunidad y agresión de parte de la gente de Seguridad.
Tras esperar 20 minutos en cancha, el árbitro del encuentro, el chileno Roberto Osses decidió la suspensión del partido. Sucede que al plantel de Tigre lo fueron a buscar en reiteradas ocasiones pero se negó a salir a completar el encuentro. Por ende, dieron por finalizada la final de la Copa Sudamericana y proclamaron como campeón a San Pablo, que festejó como si nada hubiese ocurrido.
Texto y foto www.tycsports.com
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