El Xeneize igualó 1-1 pese a haber jugado casi una hora con un hombre más y derrochó la chance de alcanzar a Newell's en la punta. Schiavi brindó un show en el primer tiempo: hizo un penal que convirtió Bogado, luego falló uno ante Ardente y más tarde puso el empate definitivo tras capturar un rebote. Caprari (PT 38m) vio la roja en el elenco de Perrone, que sigue en zona de descenso.
Un triunfo contundente necesitaba Boca para maquillar los cortocircuitos entre el plantel y Falcioni. Una actuación convincente buscaba Boca para recuperar la confianza tras la derrota ante Lanús y alcanzar a Newell's en la cima del Torneo Inicial. ¿Qué consiguió el Xeneize ante el entonado San Martín de San Juan en la Bombonera? Un empate 1-1 con sabor a derrota por haber jugado con uno más durante 55 minutos. Un punto que lo ubica a dos de la Lepra. Una pobre tarea que lo deja mal parado para afrontar la semana de tensión que se avecina.
La iniciativa desde el arranque fue del Xeneize, debido a que su rival se refugió en campo propio y procuró no desordenar el 3-4-1-2. Ante el cerrojo, a Boca le faltaron recursos para poder fabricar fútbol. Bogado tapó a Sánchez Miño, Más hizo lo propio con Rivero y Bustos evitó el adelantamiento de Erviti. Así, la única forma de conectarse con Viatri y Silva fueron los pelotazos de los centrales y Somoza, una fórmula sin réditos.
Luego de los primeros 15, el Verdinegro se envalentonó y lanzó algunas réplicas aisladas a partir de la velocidad del colombiano Osorio y las fintas de Luna. A los 32, cuando ni siquiera se habían generado tiros a los arcos, llegó el penal de Schiavi a Osorio que Bogado transformó en gol ante el regresado Orión. Una ventaja exagerada en un partido chato y soporífero, un castigo para la falta de profundidad y elaboración de Boca. Y un perdón para el Rolo de parte de Pezzotta.
El show de Schiavi tuvo un segundo capítulo a los 36. Caprari puso la mano para evitar el gol de Silva y el árbitro no dudó: penal y expulsión por último recurso. El zaguero intentó corregir su error desde los 12 pasos, pero derrochó la oportunidad al desviar el remate. Sin embargo, la revancha llegó a los 46 a través de un tiro desde fuera del área. La pelota quedó sin dueño luego de un rebote y el Rolo se sacó la bronca. Con aciertos y errores, él fue el único que le puso condimentos a un primer tiempo agrio.
Falcioni pateó el tablero en el vestuario e hizo dos cambios: Chávez y Paredes por Somoza y Rivero para pasar a un 4-3-1-2 (Erviti de 5). En tanto, los de Perrone retrocedieron un poco más para disimular la ausencia de un jugador. Aun sin encontrar criterio y continuidad, Boca exigió a Ardente tres veces en 20 minutos. Primero probó Sánchez Miño desde lejos. Luego llegó un cabezazo de Viatri tras centro de Albín, quien también buscó con un tiro a colocar. Boca fue previsible y le faltó un cambio de ritmo en su circuito futbolístico. Alarmado por el pobre nivel, Falcioni hasta apeló a los cuernitos de Mostaza en un ataque visitante...
El Xeneize cambió de ruta ofensiva con la entrada de Colazo. Clemente cambió de banda, Sánchez Miño pasó de 3 y el rubio ocupó su lugar como volante zurdo. Variantes que no le cambiaron la ecuación al local, impotente y sin ideas. Además, Ardente lució seguro en la captura de los centros que llovieron para los arietes. Los silbidos que despidieron al equipo fueron lapidarios, más allá de que el camino al título sigue al alcance de la mano. "Riquelme, Riquelme", se escuchó como grito masivo.
La iniciativa desde el arranque fue del Xeneize, debido a que su rival se refugió en campo propio y procuró no desordenar el 3-4-1-2. Ante el cerrojo, a Boca le faltaron recursos para poder fabricar fútbol. Bogado tapó a Sánchez Miño, Más hizo lo propio con Rivero y Bustos evitó el adelantamiento de Erviti. Así, la única forma de conectarse con Viatri y Silva fueron los pelotazos de los centrales y Somoza, una fórmula sin réditos.
Luego de los primeros 15, el Verdinegro se envalentonó y lanzó algunas réplicas aisladas a partir de la velocidad del colombiano Osorio y las fintas de Luna. A los 32, cuando ni siquiera se habían generado tiros a los arcos, llegó el penal de Schiavi a Osorio que Bogado transformó en gol ante el regresado Orión. Una ventaja exagerada en un partido chato y soporífero, un castigo para la falta de profundidad y elaboración de Boca. Y un perdón para el Rolo de parte de Pezzotta.
El show de Schiavi tuvo un segundo capítulo a los 36. Caprari puso la mano para evitar el gol de Silva y el árbitro no dudó: penal y expulsión por último recurso. El zaguero intentó corregir su error desde los 12 pasos, pero derrochó la oportunidad al desviar el remate. Sin embargo, la revancha llegó a los 46 a través de un tiro desde fuera del área. La pelota quedó sin dueño luego de un rebote y el Rolo se sacó la bronca. Con aciertos y errores, él fue el único que le puso condimentos a un primer tiempo agrio.
Falcioni pateó el tablero en el vestuario e hizo dos cambios: Chávez y Paredes por Somoza y Rivero para pasar a un 4-3-1-2 (Erviti de 5). En tanto, los de Perrone retrocedieron un poco más para disimular la ausencia de un jugador. Aun sin encontrar criterio y continuidad, Boca exigió a Ardente tres veces en 20 minutos. Primero probó Sánchez Miño desde lejos. Luego llegó un cabezazo de Viatri tras centro de Albín, quien también buscó con un tiro a colocar. Boca fue previsible y le faltó un cambio de ritmo en su circuito futbolístico. Alarmado por el pobre nivel, Falcioni hasta apeló a los cuernitos de Mostaza en un ataque visitante...
El Xeneize cambió de ruta ofensiva con la entrada de Colazo. Clemente cambió de banda, Sánchez Miño pasó de 3 y el rubio ocupó su lugar como volante zurdo. Variantes que no le cambiaron la ecuación al local, impotente y sin ideas. Además, Ardente lució seguro en la captura de los centros que llovieron para los arietes. Los silbidos que despidieron al equipo fueron lapidarios, más allá de que el camino al título sigue al alcance de la mano. "Riquelme, Riquelme", se escuchó como grito masivo.
Texto www.tycsports.com
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