El Loco metió dos en el 4-0 frente a Arsenal, alcanzó las 220 conquistas, superó a Roberto Cherro y se convirtió en el máximo goleador del club. El segundo lo hizo Chávez y el tercero, Riquelme.
Boca recuperó la sonrisa, en un encuentro que quedará en la historia como el día en el que Martín Palermo se convirtió en el máximo goleador de la institución. El Loco dejó atrás una sequía de seis partidos, hizo dos en el 4-0 ante Arsenal, llegó a las 220 conquistas, dejó atrás los 218 de Roberto Cherro y fue fundamental para que el Xeneize volviera al triunfo luego de tres derrotas seguidas.
Un débil Arsenal fue el rival que estaba esperando el equipo ahora conducido por Roberto Pompei para terminar con las tristezas y un cuarto de hora fue suficiente para sentenciar el duelo, de la mano de su goleador y de Juan Román Riquelme, otra pieza importante en la victoria de esta tarde-noche.
A los siete, Palermo avisó con un zurdazo que se fue por el primer palo tras una muy buena maniobra personal y, a los 9m, se metió en la historia del club: Riquelme hizo una pared con Nicolás Gaitán, enfrentó a Cristian Campestrini, lo vio llegar solo al Loco y éste tuvo que empujarla. El festejo fue curioso: Martín lo buscaba al Torero para agradecerle la asistencia, pero el enganche decidió correr solo de cara a la gente.
Antes que los del Viaducto pudieran reaccionar, Boca golpeó otra vez. A los 11m, Riquelme volvió a encontrar a Gaitán, el zurdo sacó un remate cruzado que fue rechazado por Campestrini y Cristian Chávez únicamente tuvo que tocar el balón a la red. El encuentro, correspondiente a la décima cuarta fecha, ya empezaba a sentenciarse.
El local se tomó un respiro con la clara ventaja y recién a la media hora Javier García, quien volvió a ser titular, tuvo trabajo con un derechazo de Sergio Sena. En el cierre de la etapa inicial, Riquelme tuvo el tercero pero su zurdazo, muy débil, quedó en las manos del arquero visitante. El partido quedó sentenciado al minuto del complemento: Riquelme encaró por la derecha, se sacó la marca de un defensor y metió un gran remate que se clavó lejos del alcance de Campestrini. A los 17m, Gaitán fue quien quedó mano a mano con el arquero de Arsenal, asistió a Palermo y el goleador, otra vez, solamente tuvo que empujarla. El resto estuvo de más. La historia ya estaba escrita…
Texto www.tycsports.com
No hay comentarios.:
Publicar un comentario