El Xeneize y el maltrecho Rojo igualaron 3-3 en el arranque de la serie, en un duelo lleno de errores defensivos. Silva (PT 15m), Somoza (PT 45m) y Sánchez Miño (ST 31m) marcaron para el elenco de Falcioni, que sufrió la expulsión de Schiavi (ST 6m). En tanto, Santana (PT 43m), Rosales (ST 3m) y Farías (ST 44m, de penal) anotaron para los de Cristian Díaz, aún en la cuerda floja. La revancha será el miércoles en Avellaneda.
Boca e Independiente empataron 3-3 en La Bombonera y dejaron abierta la serie válida por la segunda fase de la Copa Sudamericana. El equipo de Avellaneda, que será local el miércoles próximo, mejoró un poco la pobre imagen dejada en el clásico contra Racing y le dio algo de oxígeno a Cristian Díaz, que igualmente sigue caminando por la cornisa. Al Xeneize la igualdad le dejó un sabor agridulce, porque ganaba con uno menos y sufrió un golpe en el cierre.
Tal como había pedido Cantero, Independiente volvió a contar con un enganche (Rosales). Sin embargo, tuvo una lógica falta de profundidad porque sus volantes externos (Santana y Vargas) no tienen el desborde como virtud. Durante los primeros 20 minutos, el encuentro fue parejo pero no tuvo emociones, con la excepción del remate de Vidal tras un amague ante Schiavi. A los dos se les acababan las idas cuando debían acelerar.
Hasta que una grosera falla técnica de Galeano le abrió la puerta a Silva y a todo Boca para meterse de lleno en el partido. El oriundo de Miramar se hizo un nudo con sus piernas en el área, el uruguayo no se apiadó y el Xeneize se puso arriba a los 15. A partir de allí, el Rojo deambuló sin fuerzas y quedó expuesto a los tantos del local. Sólo la falta de contundencia de Silva y Blandi, en dos chances clarísimas, impidieron una goleada precoz.
Las dos esperanzas del inocuo Rojo fueron Vargas y Vidal, los únicos que aportaron algo positivo. El primero intentó poner claridad en el mediocampo y regaló algunos pases filosos, como cuando halló a Rosales en el mano a mano que ganó D'Angelo. Y el segundo mostró la rebeldía que le faltó a sus compañeros y dañó con un par de desbordes. El resto fue muy opaco, previsible y errático tanto en ataque como en defensa.
Antes del descanso hubo una ráfaga de emociones en la noche. Luego de salvarse del segundo una vez más (Blandi se lo perdió ante Navarro), Independiente llegó a un sorpresivo empate a los 43. Vidal se escapó por izquierda y envió un centro que Santana pudo conectar al trazar una excelente diagonal. Pero la alegría se esfumó segundos después por culpa de otro desacople. Silva recibió desde un lateral, aguantó la marca y tocó atrás para Somoza, que remató al arco con comodidad y puso el 2-1.
Independiente encontró el empate nuevamente a los 3 del complemento y recuperó la confianza. Rosales se escapó en una réplica y metió centro para Farías, que se chocó con D?Angelo. La pelota quedó en el área, Santana la peleó y finalmente llegó el mismo Rosales para definir. Enseguida apareció otra buena noticia para el Rojo: Schiavi vio la segunda amarilla por un golpe en la cara de Vidal y complicó a Falcioni.
Con un hombre más, la iniciativa quedó en manos del elenco de Díaz, que mejoró en el manejo y aprovechó la postura defensiva de Boca. Más allá de esto, el Xeneize coqueteó con el tercero a los 12, pero Navarro le tapó un mano a mano a Clemente. Todo llegó por uno de los tantos achiques peligrosos que tiró la defensa del Rojo. En tanto, Farías no pudo conectar de cabeza un buen centro de Russo. Las defensas mantuvieron la emoción.
Una obra de arte de Sánchez Miño, de lo mejor de Boca junto con Silva, volvió a ponerle la soga al cuello a Independiente. El zurdo clavó un tiro libre mágico que fue un golpe al hígado para el maltrecho equipo de Avellaneda. El debutante Lautaro Acosta y Silva pudieron haber ampliado la diferencia, mientras que el travesaño y D?Angelo amargaron a Farías y Ferreyra, respectivamente. Pero a un minuto del cierre llegó el infantil penal de Clemente a Leguizamón y el empate final de Farías, que debió patear dos veces por una inexistente invasión de área. Un cierre tan dramático y emotivo como el desarrollo del clásico copero.
Tal como había pedido Cantero, Independiente volvió a contar con un enganche (Rosales). Sin embargo, tuvo una lógica falta de profundidad porque sus volantes externos (Santana y Vargas) no tienen el desborde como virtud. Durante los primeros 20 minutos, el encuentro fue parejo pero no tuvo emociones, con la excepción del remate de Vidal tras un amague ante Schiavi. A los dos se les acababan las idas cuando debían acelerar.
Hasta que una grosera falla técnica de Galeano le abrió la puerta a Silva y a todo Boca para meterse de lleno en el partido. El oriundo de Miramar se hizo un nudo con sus piernas en el área, el uruguayo no se apiadó y el Xeneize se puso arriba a los 15. A partir de allí, el Rojo deambuló sin fuerzas y quedó expuesto a los tantos del local. Sólo la falta de contundencia de Silva y Blandi, en dos chances clarísimas, impidieron una goleada precoz.
Las dos esperanzas del inocuo Rojo fueron Vargas y Vidal, los únicos que aportaron algo positivo. El primero intentó poner claridad en el mediocampo y regaló algunos pases filosos, como cuando halló a Rosales en el mano a mano que ganó D'Angelo. Y el segundo mostró la rebeldía que le faltó a sus compañeros y dañó con un par de desbordes. El resto fue muy opaco, previsible y errático tanto en ataque como en defensa.
Antes del descanso hubo una ráfaga de emociones en la noche. Luego de salvarse del segundo una vez más (Blandi se lo perdió ante Navarro), Independiente llegó a un sorpresivo empate a los 43. Vidal se escapó por izquierda y envió un centro que Santana pudo conectar al trazar una excelente diagonal. Pero la alegría se esfumó segundos después por culpa de otro desacople. Silva recibió desde un lateral, aguantó la marca y tocó atrás para Somoza, que remató al arco con comodidad y puso el 2-1.
Independiente encontró el empate nuevamente a los 3 del complemento y recuperó la confianza. Rosales se escapó en una réplica y metió centro para Farías, que se chocó con D?Angelo. La pelota quedó en el área, Santana la peleó y finalmente llegó el mismo Rosales para definir. Enseguida apareció otra buena noticia para el Rojo: Schiavi vio la segunda amarilla por un golpe en la cara de Vidal y complicó a Falcioni.
Con un hombre más, la iniciativa quedó en manos del elenco de Díaz, que mejoró en el manejo y aprovechó la postura defensiva de Boca. Más allá de esto, el Xeneize coqueteó con el tercero a los 12, pero Navarro le tapó un mano a mano a Clemente. Todo llegó por uno de los tantos achiques peligrosos que tiró la defensa del Rojo. En tanto, Farías no pudo conectar de cabeza un buen centro de Russo. Las defensas mantuvieron la emoción.
Una obra de arte de Sánchez Miño, de lo mejor de Boca junto con Silva, volvió a ponerle la soga al cuello a Independiente. El zurdo clavó un tiro libre mágico que fue un golpe al hígado para el maltrecho equipo de Avellaneda. El debutante Lautaro Acosta y Silva pudieron haber ampliado la diferencia, mientras que el travesaño y D?Angelo amargaron a Farías y Ferreyra, respectivamente. Pero a un minuto del cierre llegó el infantil penal de Clemente a Leguizamón y el empate final de Farías, que debió patear dos veces por una inexistente invasión de área. Un cierre tan dramático y emotivo como el desarrollo del clásico copero.
Texto www.tycsports.com
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