Vélez debió trabajar hasta el final este jueves para conseguir una victoria frente a Deportivo Quito.
Fue 1-0 en Liniers, después de haberse mostrado dominador durante todo el pleito sin haberlo podido plasmar en el marcador, y con este resultado quedó más firme en lo alto del Grupo 7, y bien perfilado hacia la clasificación a octavos.
El Fortín no pudo plasmar en la red la superioridad que mostraba en el desarrollo, atacando con todas sus armas y pasando mínimos sobresaltos con los movimientos de Fidel Martínez. Por empezar, le anularon mal por offside un gol a Augusto Fernández a los nueve minutos, y después los de Ricardo Gareca se dedicaron a perderse más chances claras.
Federico Insúa avisó con un tiro libre que pasó cerca, Mauro Obolo se topó con Marcelo Elizaga con un cabezazo, Matías Alustiza le dio trabajo a Marcelo Barovero en cuanto el local se tomó un descanso y, sobre el final, el Pocho estuvo cara a cara con Elizaga pero le ganó el uno.
En el complemento los dueños de casa también arrancaron mejor, pero sin suerte para embocarla. Insúa volvió a exigir a Elizaga y en el rebote Fabián Cubero, ofensivo como toda la noche, estrelló su tiro en el palo. Obolo también se topó con el arquero argentino de los ecuatorianos, y cuando Fernández intentó llevarse por delante la pelota hacia la red un defensor se interpuso para salvar a la visita.
El Fortín no pudo plasmar en la red la superioridad que mostraba en el desarrollo, atacando con todas sus armas y pasando mínimos sobresaltos con los movimientos de Fidel Martínez. Por empezar, le anularon mal por offside un gol a Augusto Fernández a los nueve minutos, y después los de Ricardo Gareca se dedicaron a perderse más chances claras.
Federico Insúa avisó con un tiro libre que pasó cerca, Mauro Obolo se topó con Marcelo Elizaga con un cabezazo, Matías Alustiza le dio trabajo a Marcelo Barovero en cuanto el local se tomó un descanso y, sobre el final, el Pocho estuvo cara a cara con Elizaga pero le ganó el uno.
En el complemento los dueños de casa también arrancaron mejor, pero sin suerte para embocarla. Insúa volvió a exigir a Elizaga y en el rebote Fabián Cubero, ofensivo como toda la noche, estrelló su tiro en el palo. Obolo también se topó con el arquero argentino de los ecuatorianos, y cuando Fernández intentó llevarse por delante la pelota hacia la red un defensor se interpuso para salvar a la visita.
Después, los de Carlos Ischia también amenazaron, como cuando Alustiza, a esas alturas la gran carta de la esperanza de su equipo, se encontró con Barovero, el mismo que tuvo que anticipar a Axel Bolaños cuando se aprestaba a enfrentarlo en soledad.
Al final, de Vélez ya no quedaba la claridad sino la voluntad, la necesidad de plasmar su superioridad para encaminarse hacia un buen futuro en el grupo. Hasta que, a los 43, llegó la justicia cuando Sebastián Domínguez (que promediando la etapa metió un puñetazo no advertido que podría haberlo sacado del partido) envió la pelota por la derecha, la peinó Fernando Ortiz y le cayó al Burrito del otro lado para definir al primer palo. Había llegado el desahogo y la explosión a José Amalfitani.
Vélez, más embalado que nunca, podría haber aumentado cuando Martínez dejó solo a su derecha al ingresado Jonathan Ramírez, pero el Rayo tardó de más y le sacaron la pelota en la línea. De todas formas, el triunfo local era un hecho. La eficacia lo había esquivado en todo el pleito, pero había aparecido a tiempo para darle el triunfo que merecía.
Al final, de Vélez ya no quedaba la claridad sino la voluntad, la necesidad de plasmar su superioridad para encaminarse hacia un buen futuro en el grupo. Hasta que, a los 43, llegó la justicia cuando Sebastián Domínguez (que promediando la etapa metió un puñetazo no advertido que podría haberlo sacado del partido) envió la pelota por la derecha, la peinó Fernando Ortiz y le cayó al Burrito del otro lado para definir al primer palo. Había llegado el desahogo y la explosión a José Amalfitani.
Vélez, más embalado que nunca, podría haber aumentado cuando Martínez dejó solo a su derecha al ingresado Jonathan Ramírez, pero el Rayo tardó de más y le sacaron la pelota en la línea. De todas formas, el triunfo local era un hecho. La eficacia lo había esquivado en todo el pleito, pero había aparecido a tiempo para darle el triunfo que merecía.
Texto y foto www.tycsports.com
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