El debut del conjunto de Sergio Batista terminó en un 1-1 sorpresivo y decepcionante en el estadio Ciudad de La Plata. Empezó abajo con un gol de Edivaldo Rojas con ayuda de Ever Banega (ST 2m), pero Sergio Agüero (ST 30m) decretó la igualdad final.
El esperado debut de la Argentina en la Copa América terminó en decepción. Fue un sorpresivo 1-1 con Bolivia en el estadio Ciudad de La Plata después de ir perdiendo, en un trámite que recién dominó con claridad en el tramo final. Sin dudas, la actuación dejará mucha tela para cortar y demuestra cuán lejos está el conjunto de grandes individualidades que ostenta el plantel de Sergio Batista de conformar un gran equipo capaz de afrontar un certamen competitivo.
El ímpetu de la Selección prometió mucho en los primeros minutos, pero luego fue perdiendo claridad como el desarrollo del encuentro. Se vislumbraron interesantes las apariciones de Carlos Tevez por izquierda apoyado en Esteban Cambiasso y algunas (menos que las que se esperaban) de Lionel Messi, sobre todo arrancando desde atrás por el medio.
Sin embargo, los de Gustavo Quinteros lograron neutralizar el juego local agrupándose en la zona central e intentando explotar con escasa ambición su costado derecho, con Joselito Vaca y Edivaldo Rojas complementándose para abastecer al solitario delantero neto, Marcelo Martins. Pero gracias a su falta de decisión Bolivia, pese a contar con el balón de a momentos más que lo esperado, no fabricó ninguna chance clara aunque coqueteara con algún error de la última línea argentina.
Las situaciones de peligro, no obstante, fueron pocas pero todas de la Albiceleste. Primero con una aparición de Ezequiel Lavezzi por derecha que terminó con un tiro cruzado y desviado, después con una gran jugada de la Pulga que abasteció a Tevez por izquierda para que exigiera al arquero Carlos Arias en el primer palo, y por último con un remate de Messi que inesperadamente no atrapó Arias y que en el rebote Cambiasso no pudo capitalizar.
El complemento arrancó con la apuesta del ingreso de Angel Di María, que tuvo contadas pero interesantes apariciones por izquierda, en lugar de Cambiasso. Pero la apuesta, a priori súper ofensiva, poco pesó en el trámite. Para colmo, a los dos minutos tras un córner desde la izquierda, Rojas conectó el balón de taco en el primer palo, Ever Banega quiso pararlo de espaldas a Sergio Romero y se le escapó, descolocando el arquero y posibilitando el grito boliviano.
Después, si bien Argentina sintió la obligación de salir a buscar la igualdad, no dominó con solidez sino que dejó espacios que le permitieron a la visita ilusionarse con el segundo. Messi exigió a Arias, pero Martins tuvo un mano a mano con Romero que ganó dos veces el uno. Recién a partir de allí, y en parte gracias a que Bolivia se propuso bajarles la persiana a sus pretensiones, Argentina pudo mandar sin sobresaltos. Con carencias de juego asociado, con Messi muy retrasado y poco protagonista, pero sin sobresaltos.
Primero Di María lo tuvo con un tiro cruzado y desviado y después Javier Mascherano desde afuera con un disparo alto. Quien cambió el desarrollo con su ingreso por Lavezzi fue Sergio Agüero, quien enseguida amenazó con un remate bajo y afuera. Hasta que, a los 30, tras un centro desde la izquierda, Nicolás Burdisso le bajó de pecho una pelota al Kun dentro del área y el de Atlético Madrid no perdonó con un sablazo alto y a la derecha de Arias. Y enseguida, Agüero obligó al arquero y Di María se perdió el segundo con una definición por arriba.
Después, el final con dominio pero sin peligro fue la preocupante última imagen de Argentina. La de un equipo estéril, al que no le alcanza con la voluntad y los grandes nombres para pesar en el campo de juego ante un rival aguerrido o inteligente, de esos que abundan en Sudamérica. Habrá que ver qué más le depara este camino ante su gente. Por ahora, la deuda es grande.
Texto y foto http://www.tycsports.com/
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