La Academia combinó ráfagas de buen juego con actitud e igualó 2-2 en Avellaneda con el equipo de Sarandí, que quedó a seis puntos del líder Estudiantes. El visitante estuvo dos veces en ventaja con goles de Obolo (PT 18m) y Alvarez (ST 33m), pero el elenco de Russo se recuperó gracias a las conquistas de Lugüercio (ST 28m) y Aveldaño (ST 40m).
Racing y Arsenal protagonizaron un emotivo y dramático 2-2 en el Cilindro de Avellaneda, en uno de los encuentros válidos por la 13° fecha del Torneo Apertura. Pese a que la Academia fue superior, el conjunto de Sarandí sacó a relucir todo su oportunismo y estuvo dos veces en ventaja. Un gol de Lucas Aveldaño, a cinco minutos del final, sentenció el marcador. Los visitantes no pudieron acercarse demasiado al líder Estudiantes, que los supera por seis unidades.
Concentración en la marca, presión sobre el colombiano Giovanni Moreno y velocidad en los contragolpes. En el pizarrón de Alfaro, sobresalían esos tres conceptos entre la nebulosa de números con el reparto de marcas. Y Arsenal cumplió a rajatabla con las premisas de su entrenador: cedió la iniciativa, cerró los caminos y lastimó con las réplicas. La disciplina tuvo su recompensa a los 18 minutos: Leguizamón comandó un contraataque y asistió a Mauro Obolo. Racing, que atacaba más pero sin claridad, sufrió un golpe inesperado que le nubló aún más la visión.
Para desarticular el granítico trabajo de su rival, el equipo de Miguel Ángel Russo tenía que agilizar el juego con pases cortos y evitar los traslados excesivos. Sin embargo, la Academia hizo todo lo contrario y, ante cada pelota perdida, se expuso a sufrir un nuevo gol. El doble cinco compuesto por Marcone y Leiva les quitó libertades a Moreno y a Toranzo, los cerebros albicelestes.
El colombiano apareció por ráfagas, aunque clarificó con su talento. En cambio, el Pato se ganó la reprobación de la gente con un show de imprecisiones. Los únicos que lograron inquietar en velocidad fueron Fernández y Hauche. Pero a la hora de definir, Bieler no pudo quebrar su malaria. Todo quedó resumido a disparos desde muy lejos que le ahorraron trabajo a Campestrini.
Racing exhibió una cara renovada en el amanecer del complemento y arrinconó a Arsenal sobre su área. Toranzo levantó el nivel, se calzó el traje de conductor y rubricó esa deliciosa sociedad con Moreno. A los 9, el local fabricó una chance clara de gol: el colombiano sacó un remate de zurda, Bieler tomó el rebote de Campestrini y buscó a Hauche, quien no pudo definir ante el cierre de los defensores.
Más tarde, Toranzo recibió de Moreno y sacó un disparo que salió cerca del palo. La contención del visitante empezaba a flaquear ante la mayor precisión de los creativos de la Academia. A su vez, el visitante avisó a los 25, cuando De Olivera se lució al ahogarle el gol a Aguilar en el área chica.
La merecida igualdad en el marcador llegó a los 28 minutos: Lugüercio apareció por izquierda para recibir una cesión de Toranzo y venció a Campestrini con un remate preciso. El Payaso había entrado poco antes, gracias al clamor popular. Sin embargo, Cristian Alvarez silenció a todo el estadio a los 33 con un tremendo zurdazo que dejó sin chances a De Olivera. Pese a que no lo merecía, Arsenal volvía a estar adelante.
Racing no bajó los brazos, continuó con los embates y fue a matar o morir. Y encontró el empate a los 40, gracias a una aparición de Aveldaño por el segundo palo. En el final, los hinchas anfitriones se relamieron con el triunfo en un par de ataques, pero se quedaron con las ganas. Igualmente, los jugadores de la Academia se llevaron una merecida ovación por su entrega y los retazos de buen juego demostrados en el complemento.
Concentración en la marca, presión sobre el colombiano Giovanni Moreno y velocidad en los contragolpes. En el pizarrón de Alfaro, sobresalían esos tres conceptos entre la nebulosa de números con el reparto de marcas. Y Arsenal cumplió a rajatabla con las premisas de su entrenador: cedió la iniciativa, cerró los caminos y lastimó con las réplicas. La disciplina tuvo su recompensa a los 18 minutos: Leguizamón comandó un contraataque y asistió a Mauro Obolo. Racing, que atacaba más pero sin claridad, sufrió un golpe inesperado que le nubló aún más la visión.
Para desarticular el granítico trabajo de su rival, el equipo de Miguel Ángel Russo tenía que agilizar el juego con pases cortos y evitar los traslados excesivos. Sin embargo, la Academia hizo todo lo contrario y, ante cada pelota perdida, se expuso a sufrir un nuevo gol. El doble cinco compuesto por Marcone y Leiva les quitó libertades a Moreno y a Toranzo, los cerebros albicelestes.
El colombiano apareció por ráfagas, aunque clarificó con su talento. En cambio, el Pato se ganó la reprobación de la gente con un show de imprecisiones. Los únicos que lograron inquietar en velocidad fueron Fernández y Hauche. Pero a la hora de definir, Bieler no pudo quebrar su malaria. Todo quedó resumido a disparos desde muy lejos que le ahorraron trabajo a Campestrini.
Racing exhibió una cara renovada en el amanecer del complemento y arrinconó a Arsenal sobre su área. Toranzo levantó el nivel, se calzó el traje de conductor y rubricó esa deliciosa sociedad con Moreno. A los 9, el local fabricó una chance clara de gol: el colombiano sacó un remate de zurda, Bieler tomó el rebote de Campestrini y buscó a Hauche, quien no pudo definir ante el cierre de los defensores.
Más tarde, Toranzo recibió de Moreno y sacó un disparo que salió cerca del palo. La contención del visitante empezaba a flaquear ante la mayor precisión de los creativos de la Academia. A su vez, el visitante avisó a los 25, cuando De Olivera se lució al ahogarle el gol a Aguilar en el área chica.
La merecida igualdad en el marcador llegó a los 28 minutos: Lugüercio apareció por izquierda para recibir una cesión de Toranzo y venció a Campestrini con un remate preciso. El Payaso había entrado poco antes, gracias al clamor popular. Sin embargo, Cristian Alvarez silenció a todo el estadio a los 33 con un tremendo zurdazo que dejó sin chances a De Olivera. Pese a que no lo merecía, Arsenal volvía a estar adelante.
Racing no bajó los brazos, continuó con los embates y fue a matar o morir. Y encontró el empate a los 40, gracias a una aparición de Aveldaño por el segundo palo. En el final, los hinchas anfitriones se relamieron con el triunfo en un par de ataques, pero se quedaron con las ganas. Igualmente, los jugadores de la Academia se llevaron una merecida ovación por su entrega y los retazos de buen juego demostrados en el complemento.
Texto y foto www.tycsports.com
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