No le sobró nada a River. Pero le alcanzó. Llegó en el Monumental al 1-0 sobre Olimpo, atesoró tres puntos claves frente a un rival directo en la lucha por mantener la categoría y jugó un tiempo con el objetivo de aguantar la ventaja, dejando el triunfo muchas veces en manos de su arquero o de la inoperancia del adversario.
El conjunto de Juan José López supo esperar el momento justo para encontrar el gol. No fue el protagonista absoluto del primer período, puesto que en el inicio perdió el control del meciocampo en los pies de Roberto Brum y Juan Cobo, pero sí se erigió como el más peligroso en los últimos metros valiéndose de las subidas de Roberto Pereyra, algo de Erik Lamela y las apariciones de Mariano Pavone.
Este fue el primero en avisar por derecha solo con un disparo cruzado, pero la visita también llegó con un disparo lejano y desviado de Diego Galván. Y con el correr de los minutos, la Banda fue ajustando espacios en el medio y con Walter Acevedo y Matías Almeyda ganó un sector clave. Pavone volvió a aparecer solo por derecha pero definió afuera en el primer palo, hasta que a los 31 Lamela ejecutó un córner desde la derecha para que Adalberto Román saltara más que su marcador y cabeceara al segundo palo y lejos de Laureano Tombolini.
Después, el local se envalentonó e intentó ir por más. Almeyda probó desde lejos y se topó con Tombolini y Acevedo remató desde la derecha, la pelota dio en el palo y el arquero la tomó con mucha fortuna.
En el complemento esa pulsión de River ya arrancó apagada. La clara intención era generar un buen corte en el mediocampo aprovechando la tibieza del rival y apostar por alguna contra salvadora. Pero de a poco, Olimpo se fue animando a ir por más, y en ese sentido sumó el ingreso de Martín Rolle. Marcelo Mosset probó desde lejos y sin puntería, y Rolle motivó el esfuerzo de Juan Pablo Carrizo.
Los de Omar De Felippe (expulsado al igual que J.J. por salir tarde en el segundo tiempo) se convirtieron en protagonistas absolutos del trámite y merodearon sin tregua el área local aún con sus limitaciones, mientras que el Millonario no encontraba respuestas.
Sobre el final, Diego Buonanotte, quien había ingresado sin gravitación, se encontró con Tombolini, pero en el segundo minuto de descuento otro ingresado, Néstor Bareiro, definió con gran tino mano a mano con Carrizo, pero el uno salvó el triunfo y se vistió de héroe.
Con ese sobresalto aún en las retinas, se bajó el telón del encuentro. River había alcanzado su objetivo, pero los medios no dejaron muy tranquilos a sus hinchas. Por lo pronto, el triunfo sirve y mucho: se dio ante un equipo en descenso directo y, dependiendo de lo que suceda mañana con Huracán, podría servir para salir de Promoción.
Texto y foto http://www.tycsports.com/
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