De la mano de Juan Román Riquelme, quien otra vez volvió a ser la figura y anotó un gran tiro libre, Boca resucitó luego de estar abajo ante Estudiantes en la Bombonera y se desahogó en su casa, donde todavía no había podido ganar en el torneo Clausura. Fue 2-1 y el Pincha ahora comparte la cima de la tabla con River.
El conjunto xeneize tomó la iniciativa y generó la primera de riesgo a los cuatro minutos: Riquelme ejecutó un tiro libre, Christian Cellay la peinó y Juan Insaurralde, absolutamente solo en la puerta del área chica, cabeceó afuera. Pero la balanza se inclinó rápidamente para el lado opuesto y el dueño de casa volvió a sufrir un golpe por sus errores defensivos.
A los seis, Raúl Iberbia cruzó una pelota al segundo palo, Insaurralde falló en el cálculo y Hernán Rodrigo López fusiló a un Christian Lucchetti que nada pudo hacer. El equipo platense estaba 1-0 arriba sin haber hecho casi nada y el dueño de casa estaba abajo sin merecerlo, ya que en ese arranque se había parado más adelante. Julio Falcioni arengó rápidamente a su equipo.
Pero Boca no quedó desarmado, sino que se acomodó rápidamente al partido a partir del pie derecho de Riquelme, el más claro de la primera parte. Por la izquierda, con Clemente Rodríguez, formó una buena sociedad, y también trató de juntarse con un Walter Erviti que todavía necesita tomar confianza para ser aquel jugador determinante de Banfield.
Aunque intentó, el local no logró llevar peligro y sólo empató -lo merecía simplemente por la paridad del cotejo y por tener más el balón- por la magia del 10, que otra vez frotó la lámpara. Román la lustró, la besó, la acomodó, se paró con las piernas abiertas, dio tres pasos y, desde 25 metros, clavó la pelota en el ángulo superior izquierdo de Agustín Orión.
Lejos estuvo de brillar en el complemento o de generar situaciones claras de peligro, pero Boca manejó la pelota, se mostró firme en defensa y siempre buscó algo más, quizás por su flojo presente y por el empuje de su gente. Recién a los 15 generó algo parecido a una maniobra de riesgo: luego de un centro al área, Martín Palermo la acomodó en el aire y su disparo le dio en el pecho a Leandro Desábato. Fue la única del goleador, que se retiró reemplazado a los 19 minutos.
Y a los 22, Lucas Viatri, su sucesor, avisó con un excelente pase para Cristian Chávez, quien venció a Agustín Orión. Sin embargo, el juez de línea levantó erróneamente su bandera y anuló un tanto válido. Pero al local le quedaba un cartucho: Falcioni mandó a la cancha a Pablo Mouche, quien en su única intervención, a los 44, tiró un magnífico centro con la derecha y Viatri, de palomita, decretó el 2-1 para desatar la locura en la Bombonera y en la garganta de Falcioni.
Texto y foto http://www.tycsports.com/
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