“Los triunfos sirven para calmar las aguas y para trabajar más tranquilo en la semana”. Esta frase que todos los protagonistas del fútbol utilizan le cabe a este momento de Boca, que superó por 2-0 a Huracán en la Bombonera, pero volvió a quedar en deuda desde lo futbolístico. El equipo local fue efectivo y manejó la pelota aunque le costó acomodarse y justificar el resultado.
El conjunto xeneize arrancó el partido con buenas intenciones: tocar por abajo, abrir la cancha con Giménez, buscar a Chávez para que hiciera la diferencia en el mano a mano y a Viatri para que colaborara en el circuito ofensivo y sacara a los centrales del Globo para generarle espacios a Palermo. Y el equipo merodeó el área en los minutos iniciales, aunque jamás pudo quedar de cara al gol, un poco por sus errores en tres cuartos y otro poco los errores del juez de línea Alejo Castany, quien cobró mal dos posiciones adelantadas y una tercera muy dudosa.
Pero fue sólo un buen comienzo, más anímico que futbolístico. Después de los 15, la visita se despojó de los miedos, se soltó de la mano de Montiglio, quien complicó muchísimo a las espaldas de Giménez e Insaurralde, y generó peligro. Matute Morales mostró algo de su categoría y Zárate hizo bien de faro para dificultarle la tarea a Caruzzo. De esta manera, Boca se fue perdiendo en un profundo océano y se ahogó en imprecisiones. Méndez no anduvo bien por la derecha, Escudero pasó inadvertido y a Erbes le costó hacerse dueño del círculo central.
Huracán contó con dos ocasiones: a los 17, Zárate se la tiró larga a Montiglio, Giménez perdió la marca y el ex Atlético Tucumán le dio por arriba del travesaño. Y a los 31, el ex atacante de Vélez lo buscó a Matute sobre el mismo sector y este le pegó muy desviado de derecha. Por su parte, el local asustó con un disparo de Medel desde 35 metros que Monzón sacó con mucho esfuerzo al tiro de esquina. Y a los 43, Lucchetti tiró un largo bochazo, Palermo la bajó con la mano, aunque sin intención, se dio vuelta y de zurda la colgó de un ángulo para el 1-0. Golazo.
Ya en el complemento y con la ventaja, el Xeneize se acomodó mejor en la cancha, se mostró tranquilo y aunque siguió sin encontrar fluidez en su juego ofensivo, no sufrió jamás en defensa. Brindisi sacó a Montiglio y les solucionó la vida a Insaurralde y Giménez, quienes nunca más se sintieron incómodos. Matute Morales apareció en cuentagotas y Zárate, con algunas molestias físicas, estuvo bien contenido por Caruzzo. Línea aparte para Medel, quien se mostró muy firme, ganó todas las divididas y fue uno de los más parejos del partido.
Claro que el Globo tampoco sufrió demasiado y recibió el segundo gol por errores propios. A los 19, Chávez se escapó por la izquierda y cuando parecía que estaba todo controlado, Quiroga quiso despejar a cualquier parte, el balón le rebotó al joven enganche y Viatri aprovechó la situación; la paró, la acomodó y la colocó contra un palo para el 2-0. Allí se terminó el partido. Fue un golpe demasiado duro e irremontable para la visita. Una diferencia justa en cuanto a la tenencia de la pelota y a las intenciones, pero exagerada por el nivel general de Boca.
El resto del segundo tiempo estuvo de relleno. El elenco de Parque Patricios nunca le encontró la vuelta, el local bajó la persiana y se dedicó a manejar la pelota sin arriesgar demasiado. Para las estadísticas más frías, Boca tuvo otra clara para ampliar la diferencia: a los 36m Palermo se la bajó de cabeza a Chávez y este disparo con esfuerzo de derecha; Monzón tapó abajo. En definitiva, el conjunto de Borghi fue efectivo, cumplió en la Bombonera y sumó tres puntos importantes para trabajar tranquilo de cara al próximo campeonato. Este ya lo tiene como espectador.
El conjunto xeneize arrancó el partido con buenas intenciones: tocar por abajo, abrir la cancha con Giménez, buscar a Chávez para que hiciera la diferencia en el mano a mano y a Viatri para que colaborara en el circuito ofensivo y sacara a los centrales del Globo para generarle espacios a Palermo. Y el equipo merodeó el área en los minutos iniciales, aunque jamás pudo quedar de cara al gol, un poco por sus errores en tres cuartos y otro poco los errores del juez de línea Alejo Castany, quien cobró mal dos posiciones adelantadas y una tercera muy dudosa.
Pero fue sólo un buen comienzo, más anímico que futbolístico. Después de los 15, la visita se despojó de los miedos, se soltó de la mano de Montiglio, quien complicó muchísimo a las espaldas de Giménez e Insaurralde, y generó peligro. Matute Morales mostró algo de su categoría y Zárate hizo bien de faro para dificultarle la tarea a Caruzzo. De esta manera, Boca se fue perdiendo en un profundo océano y se ahogó en imprecisiones. Méndez no anduvo bien por la derecha, Escudero pasó inadvertido y a Erbes le costó hacerse dueño del círculo central.
Huracán contó con dos ocasiones: a los 17, Zárate se la tiró larga a Montiglio, Giménez perdió la marca y el ex Atlético Tucumán le dio por arriba del travesaño. Y a los 31, el ex atacante de Vélez lo buscó a Matute sobre el mismo sector y este le pegó muy desviado de derecha. Por su parte, el local asustó con un disparo de Medel desde 35 metros que Monzón sacó con mucho esfuerzo al tiro de esquina. Y a los 43, Lucchetti tiró un largo bochazo, Palermo la bajó con la mano, aunque sin intención, se dio vuelta y de zurda la colgó de un ángulo para el 1-0. Golazo.
Ya en el complemento y con la ventaja, el Xeneize se acomodó mejor en la cancha, se mostró tranquilo y aunque siguió sin encontrar fluidez en su juego ofensivo, no sufrió jamás en defensa. Brindisi sacó a Montiglio y les solucionó la vida a Insaurralde y Giménez, quienes nunca más se sintieron incómodos. Matute Morales apareció en cuentagotas y Zárate, con algunas molestias físicas, estuvo bien contenido por Caruzzo. Línea aparte para Medel, quien se mostró muy firme, ganó todas las divididas y fue uno de los más parejos del partido.
Claro que el Globo tampoco sufrió demasiado y recibió el segundo gol por errores propios. A los 19, Chávez se escapó por la izquierda y cuando parecía que estaba todo controlado, Quiroga quiso despejar a cualquier parte, el balón le rebotó al joven enganche y Viatri aprovechó la situación; la paró, la acomodó y la colocó contra un palo para el 2-0. Allí se terminó el partido. Fue un golpe demasiado duro e irremontable para la visita. Una diferencia justa en cuanto a la tenencia de la pelota y a las intenciones, pero exagerada por el nivel general de Boca.
El resto del segundo tiempo estuvo de relleno. El elenco de Parque Patricios nunca le encontró la vuelta, el local bajó la persiana y se dedicó a manejar la pelota sin arriesgar demasiado. Para las estadísticas más frías, Boca tuvo otra clara para ampliar la diferencia: a los 36m Palermo se la bajó de cabeza a Chávez y este disparo con esfuerzo de derecha; Monzón tapó abajo. En definitiva, el conjunto de Borghi fue efectivo, cumplió en la Bombonera y sumó tres puntos importantes para trabajar tranquilo de cara al próximo campeonato. Este ya lo tiene como espectador.
Texto y foto www.tycsports.com
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