Si el fútbol se jugará sin arcos, Gimnasia y Colón hubiesen hecho en el primer tiempo un verdadero culto a ese aburrido deporte despegado del objetivo de anotar goles. Aunque el Sabalero se mostró un poco mejor en los minutos iniciales, rápidamente se quedó sin argumentos ofensivos y apenas manejó la pelota en la mitad de la cancha. Higuaín y Díaz lejos estuvieron de conducir y Fuertes se vio obligado a bajar demasiado para tomar contacto con la pelota.
El conjunto de Mohamed trató de abrir la cancha y lo hizo en un par de oportunidades, aunque nunca pudo terminar bien las acciones por problemas propios y méritos del rival, que siempre estuvo bien parado atrás. La visita no supo aprovechar la apuesta de Cocca de colocar a Agüero, un central, sobre la banda izquierda y murió en la pasividad de Ledesma para manejar los tiempos del partido. Le faltó sorpresa, explosión y, sobre todo, claridad.
Por su parte, el Lobo se fue acomodando con el correr de los minutos y terminó por emparejar en un parpadeo un encuentro que se había perfilado diferente. Rinaudo y Capurro tomaron el medio a partir del cuarto de hora, Encina y Jiménez aparecieron por sorpresa en dos o tres maniobras y Neira fue lo más peligroso con su sana mezcla de habilidad y tozudez. A los 8, se escapó por la izquierda y puso el centro atrás para la llegada en soledad de Navarro, quien definió lejos.
Poco, extremadamente poco en una primera mitad que prometía algo más, sobre todo por las ideas de ambos entrenadores, que pregonan el buen juego y la llegada en conjunto sobre el arco rival. La segunda de peligro y la última de esos 45 se produjo con un derechazo de Neira desde el borde del área que falleció en las seguras manos de Pozo. Pocos espacios, escasa desfachatez y mucho miedo a ceder un centímetro.
Cocca apostó por Castro para el complemento en lugar de Jiménez y este le cambió la cara a su equipo. El Lobo se soltó por la izquierda, encontró más alternativas para ayudar a Neira y se adueñó del campo y la pelota. A los 15, el delantero tiró dos bicicletas por la izquierda y se la entregó por abajo a Navarro, quien se dio vuelta y estrelló su derechazo contra el ángulo izquierdo de un Pozo totalmente vencido.
Por su parte, Mohamed mandó a la cancha a Larrivey en su regreso al fútbol argentino en lugar de Díaz y Colón perdió conexión. Por eso, quedó condenado a jugar de contra. Y a los 19, en la primera que tuvo, Ricky Gómez desbordó por la izquierda y la mandó al punto del penal, la defensa del local falló imprevistamente y Fuertes la punteó a centímetros del palo. Era otro partido, con más espacios y mejores actuaciones individuales. Pero el Lobo era más, sobre todo por el costado de Castro, quien le aportó mucha frescura, velocidad y sorpresa a su equipo. A los 24, cabeceó afuera tras un córner y un minuto más tarde, apareció en el punto del penal y la dio afuera tras un centro preciso de Encina. Era el momento del dueño de casa. A los 26, Moreira se metió por sorpresa en el área, enfrentó a Pozo y la picó por arriba del travesaño. Colón contestó con un remate de Fuertes a las manos de Sessa.
Gimnasia no pudo aprovechar ese tramo del partido y se fue apagando, más allá de acercarse y merodear el área del elenco santafesino. Sobre el final, Córdoba la luchó en el área y su disparo se perdió cerca. En definitiva, el Lobo mejoró muchísimo en el segundo periodo y se fue con un sabor amargo porque no lo pudo ganar y porque sigue sin anotar en el certamen. El Sabalero no hizo un buen partido y rescató un punto.
El conjunto de Mohamed trató de abrir la cancha y lo hizo en un par de oportunidades, aunque nunca pudo terminar bien las acciones por problemas propios y méritos del rival, que siempre estuvo bien parado atrás. La visita no supo aprovechar la apuesta de Cocca de colocar a Agüero, un central, sobre la banda izquierda y murió en la pasividad de Ledesma para manejar los tiempos del partido. Le faltó sorpresa, explosión y, sobre todo, claridad.
Por su parte, el Lobo se fue acomodando con el correr de los minutos y terminó por emparejar en un parpadeo un encuentro que se había perfilado diferente. Rinaudo y Capurro tomaron el medio a partir del cuarto de hora, Encina y Jiménez aparecieron por sorpresa en dos o tres maniobras y Neira fue lo más peligroso con su sana mezcla de habilidad y tozudez. A los 8, se escapó por la izquierda y puso el centro atrás para la llegada en soledad de Navarro, quien definió lejos.
Poco, extremadamente poco en una primera mitad que prometía algo más, sobre todo por las ideas de ambos entrenadores, que pregonan el buen juego y la llegada en conjunto sobre el arco rival. La segunda de peligro y la última de esos 45 se produjo con un derechazo de Neira desde el borde del área que falleció en las seguras manos de Pozo. Pocos espacios, escasa desfachatez y mucho miedo a ceder un centímetro.
Cocca apostó por Castro para el complemento en lugar de Jiménez y este le cambió la cara a su equipo. El Lobo se soltó por la izquierda, encontró más alternativas para ayudar a Neira y se adueñó del campo y la pelota. A los 15, el delantero tiró dos bicicletas por la izquierda y se la entregó por abajo a Navarro, quien se dio vuelta y estrelló su derechazo contra el ángulo izquierdo de un Pozo totalmente vencido.
Por su parte, Mohamed mandó a la cancha a Larrivey en su regreso al fútbol argentino en lugar de Díaz y Colón perdió conexión. Por eso, quedó condenado a jugar de contra. Y a los 19, en la primera que tuvo, Ricky Gómez desbordó por la izquierda y la mandó al punto del penal, la defensa del local falló imprevistamente y Fuertes la punteó a centímetros del palo. Era otro partido, con más espacios y mejores actuaciones individuales. Pero el Lobo era más, sobre todo por el costado de Castro, quien le aportó mucha frescura, velocidad y sorpresa a su equipo. A los 24, cabeceó afuera tras un córner y un minuto más tarde, apareció en el punto del penal y la dio afuera tras un centro preciso de Encina. Era el momento del dueño de casa. A los 26, Moreira se metió por sorpresa en el área, enfrentó a Pozo y la picó por arriba del travesaño. Colón contestó con un remate de Fuertes a las manos de Sessa.
Gimnasia no pudo aprovechar ese tramo del partido y se fue apagando, más allá de acercarse y merodear el área del elenco santafesino. Sobre el final, Córdoba la luchó en el área y su disparo se perdió cerca. En definitiva, el Lobo mejoró muchísimo en el segundo periodo y se fue con un sabor amargo porque no lo pudo ganar y porque sigue sin anotar en el certamen. El Sabalero no hizo un buen partido y rescató un punto.
Textoi y foto www.tycsports.com
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