Se fue Brasil de la Copa del Mundo. Lo sacó Holanda. Fue en cuartos de final, por 2-1, en uno de los mejores partidos del torneo. De esta forma, la Naranja quedó a dos juegos de conquistar el título que históricamente se le niega a lo largo de su historia. La verdeamarelha deberá esperar ser anfitriona en 2014 para tratar de sumar otra estrella.
El resultado final, inobjetable, fue impensado por lo que se vio en los 45 minutos iniciales. Es que fue un monólogo de Brasil la primera mitad. No tanto por su capacidad para llegar con peligro, aunque sí lo hizo, sino por su total control del partido. Por su destreza para asfixiar a Holanda y cortarle los circuitos de juego, y para hacer del fútbol un juego bello, estético, pero sencillo a la vez.
A los 9 minutos, tras un pase magistral de Felipe Melo desde mitad de cancha, Robinho apareció solo para tocar de derecha y marcar la diferencia. El rápido golpe impactó en el marcador y también en el ánimo de los dirigidos por Bert van Marwijk, que apenas si llegaron una vez con riesgo antes del descanso. Fue cuando Kuyt obligó al esfuerzo de Julio César.
Los de Dunga estuvieron cerca de aumentar con un remate de Kaká, con dos disparos de Maicon y una aparición sorpresiva de Felipe Melo tras un córner. Fue quizás la mejor demostración colectiva de un conjunto a lo largo de toda la competición.
Sin embargo, todo cambió en el segundo tiempo. Con pocos méritos Holanda cantó bingo y celebró el empate. Sneijder sacó un centro al punto penal, Julio Césor salió muy mal y Felipe Melo en su afán por despejar la desvió de cabecea al gol.
El 1-1 animó a la Naranja, que empezó a jugar con los inestimables aportes de Robben y Kuyt. Con ellos creció la ofensiva y a los 22 terminó de darse vuelta la taba. Tras un corner desde la izquierda, Kuyt peinó en el primer palo y Sneijder apareció en el área chica para darle de cabeza al gol.
Los casi 25 minutos que quedaban para el final fueron de pura impotencia para Brasil, que casi no generó peligro y abusó de la patada. Felipe Melo fue correctamente expulsado a los 27, y todo se le hizo más cuesta arriba. Si Holanda no lo liquidó con el tercero fue porque tuvo excesivo respeto y porque los nervios nublaron las mentes a la hora de la puntada final. Igual, con el 2-1 escribió otra página de oro en su rica historia.
El resultado final, inobjetable, fue impensado por lo que se vio en los 45 minutos iniciales. Es que fue un monólogo de Brasil la primera mitad. No tanto por su capacidad para llegar con peligro, aunque sí lo hizo, sino por su total control del partido. Por su destreza para asfixiar a Holanda y cortarle los circuitos de juego, y para hacer del fútbol un juego bello, estético, pero sencillo a la vez.
A los 9 minutos, tras un pase magistral de Felipe Melo desde mitad de cancha, Robinho apareció solo para tocar de derecha y marcar la diferencia. El rápido golpe impactó en el marcador y también en el ánimo de los dirigidos por Bert van Marwijk, que apenas si llegaron una vez con riesgo antes del descanso. Fue cuando Kuyt obligó al esfuerzo de Julio César.
Los de Dunga estuvieron cerca de aumentar con un remate de Kaká, con dos disparos de Maicon y una aparición sorpresiva de Felipe Melo tras un córner. Fue quizás la mejor demostración colectiva de un conjunto a lo largo de toda la competición.
Sin embargo, todo cambió en el segundo tiempo. Con pocos méritos Holanda cantó bingo y celebró el empate. Sneijder sacó un centro al punto penal, Julio Césor salió muy mal y Felipe Melo en su afán por despejar la desvió de cabecea al gol.
El 1-1 animó a la Naranja, que empezó a jugar con los inestimables aportes de Robben y Kuyt. Con ellos creció la ofensiva y a los 22 terminó de darse vuelta la taba. Tras un corner desde la izquierda, Kuyt peinó en el primer palo y Sneijder apareció en el área chica para darle de cabeza al gol.
Los casi 25 minutos que quedaban para el final fueron de pura impotencia para Brasil, que casi no generó peligro y abusó de la patada. Felipe Melo fue correctamente expulsado a los 27, y todo se le hizo más cuesta arriba. Si Holanda no lo liquidó con el tercero fue porque tuvo excesivo respeto y porque los nervios nublaron las mentes a la hora de la puntada final. Igual, con el 2-1 escribió otra página de oro en su rica historia.
Texto y foto www.tycsports.com
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